Tras la Audiencia General en la Plaza de San Pedro, hoy miércoles 28 de junio, a la que también han asistido los seminaristas del Seminario Mayor “San Cecilio” con sus formadores.
El arzobispo Mons. José María Gil Tamayo ha saludado esta mañana al Papa Francisco, en la víspera al día en que recibirá el palio arzobispal, símbolo de comunión con el Santo Padre y que será bendecido durante la Eucaristía en la que también concelebrará Mons. Gil Tamayo en la Basílica de San Pedro el jueves día 29, junto a la treintena de arzobispos metropolitanos nombrados durante el último año.
El saludo ha tenido lugar tras la Audiencia General celebrada en la mañana del miércoles 28 de junio, a la que también han asistido los seminaristas del Seminario diocesano “San Cecilio” y sus formadores.
Mons. Gil Tamayo ha transmitido el afecto y cercanía de la Diócesi
s de Granada, en comunión con su persona y ministerio.
AUDIENCIA GENERAL
La Audiencia General celebrada esta mañana es la última antes del descanso estival del Santo Padre, que volverá a celebrar estas Audiencias el 9 de agosto, tras participar en la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará del 1 al 6 de agosto en Lisboa y a la que asistirá el pontífice, como él mismo ha confirmado recientemente en un vídeo.
En su catequesis de hoy, el Papa ha continuado con su ciclo dedicado a la evangelización y el celo apostólico, dedicando sus palabras de hoy a santa María MacKillop, fundadora de las Hermanas de San José del Sagrado Corazón. “Podemos decir que el apostolado que realizó María MacKillop —basado principalmente en acompañar a las personas en su crecimiento humano y espiritual—, sigue siendo plenamente actual, ya que vemos la necesidad de un “pacto educativo” que una a las familias, a las escuelas y a toda la sociedad”, señaló Francisco durante la Audiencia General.
Asimismo, el Papa Francisco ha hablado de la santidad y ha señalado que “no hay santidad sin atención a los pobres y a los marginados de la sociedad”.
La Audiencia General ha concluido con el rezo del Padrenuestro en latín y la bendición apostólica a los asistentes y sus familias, a enfermos, niños y personas que sufren. Después, el Papa ha bendecido los rosarios y objetos de los peregrinos y ha saludado a los obispos y algunos de los fieles asistentes.