El 12 de mayo es el día de la beata Imelda Lambertini. Siendo apenas una niña, entró en un convento de dominicas de su ciudad natal de Bolonia. Suplicó por recibir la comunión, aún sin tener la edad prescrita para hacerlo. Murió después de comulgar una hostia que se apareció por encima de su cabeza.
En Nápoles, San Francisco de Jerónimo fue presbítero de la Compañía de Jesús y se dedicó a predicar misiones populares y al servicio pastoral de los marginados.
En Montilla, Andalucía, San Juan de Ávila recorrió toda la región de la Bética predicando a Cristo y, después de haber sido acusado injustamente de herejía, fue recluido en la cárcel, en la que escribió una parte importante de su doctrina espiritual. Es patrón del clero español.
En Munich (Alemania) la beata María Teresa de Jesús (Carolina) Gerhardinger fundó providencialmente la Congregación de Hermanas de las Escuelas de Nuestra Señora.
Este 8 de mayo miramos la vida de la beata Ulrica Nisch, religiosa de las Hermanas de la Caridad de la Santa Cruz. Su vida es el reflejo de la caridad de Cristo, a quien sirvió abnegadamente en los más humildes, sobre todo trabajando como cocinera. Fue beatificada por San Juan Pablo II el 1 de noviembre de 1987.
El 7 de mayo es el día de la onomástica de todas las que se llamen Gisela. Así es en honor de la beata Gisela de Hungría, una heroica mujer que del s. XI, una reina que abrazó la orden monástica tras enviudar de su marido y terminó siendo abadesa dentro de la Orden de San Benito. Fue beatificada por Pablo VI en 1975.
En este 6 de mayo recordamos la vida de un obispo de la Iglesia católica. Se trata del beato Francisco de Montmorency, hijo de una de las familias nobles de Francia que fue enviado a Canadá, concretamente a Québec, para intensificar la misión de la Iglesia. Realizó su labor durante casi medio siglo.
Recordamos este 5 de mayo la vida de la beata Caterina Cittadini. Una maestra del s. XIX que floreció como maestra y fundadora de una congregación religiosa cuya aprobación le costó la salud. Su maternidad fue reconocida como heroica por la Iglesia, que la beatificó a finales del pasado siglo.
Gitano, el primer beatificado de su raza, conocido familiarmente como «el Pelé» fue seglar, de la Tercera Orden Franciscana. Tratante de caballerías, hombre cabal y honrado, era muy devoto de la Virgen y de la Eucaristía, generoso con los más necesitados y preocupado por la catequesis de los niños. Le llevaron al martirio en 1936 la defensa de un sacerdote y el empeño en seguir rezando el rosario.
San Gregorio Magno en el Diálogo (IV, 12) y en la Homiliae in Evangelium, recuerda a un Obispo de Narni, de nombre Juvenal (Giovenale), calificándolo de mártir. Pero el Lanzoni obseva que este pontífice da el título de mártir aún a los obispos que no murieron por la fe. El Mismo Gregorio recuerda el sepulcro de san Juvenal en Narni. El Martirologio de Floro y de Adone lo mencionan con esta indicación: "Natale sancti Juvenalis episcopi et confessoris".
