El 24 de noviembre se celebra la festividad de san Crisógono, mártir de Aquileia.
Crisógono fue un soldado romano que se convirtió al cristianismo y se hizo sacerdote. En Roma, sin embargo, había ejercido el cargo de Vicario durante dos años, por lo que en lugar de ser arrestado a causa de la persecución de Diocleciano, fue confinado en la casa del noble Rufino y gracias a Crisógono recibió la Buena Nueva de Jesús muerto y resucitado logrando también la conversión de toda su familia a la fe cristiana. Al santo se le atribuye también el haber anunciado el evangelio de Jesucristo a Anastasia, hija del ilustre Pretestato y esposa de Publio, que la había segregado en su propia casa a causa de su fe en Cristo. Anastasia, que con la ayuda de un viejo sirviente se las arreglaba para escapar de casa de vez en cuando para llevar conforto y alimientos a los prisioneros cristianos, inició una correspondencia epistolar con Crisógono, que la animó a seguir dando testimonio de su fe firme y de su eximia caridad.
Por orden del emperador, Crisógono fue enviado a Aquilea, donde se le ofreció la prefectura y el consulado con la condición de que dejara de evangelizar y aceptara abjurar de su fe, pero él, por supuesto, se negó y fue condenado a ser decapitado.