Cartuja
Se alza la Cartuja de Granada sobre los cerros de Aynadamar, lugar por el que los musulmanes sintieron un gran aprecio, lleno de hermosas huertas y jardines regados por las aguas provenientes de Alfacar. Allí instalaron los musulmanes sus fincas de recreo, donde celebraban espléndidos banquetes. Según L. Mármol el término Aynadamar significa Fuente de Lágrimas y hace referencia a la acequia del mismo nombre que por allí pasa, trayendo sus aguas del vecino pueblo de Alfacar y abasteciendo después parte del barrio del Albayzín.
Actualmente el entorno ha cambiado radicalmente por los edificios universitarios y viviendas que se han levantado a su alrededor.
La entrada al conjunto se realiza por una portada de estilo plateresco, realizada en el siglo XVI por Juan García de Pradas. La constituye un arco de medio punto, sobre el que hay una hornacina que acoge una imagen de la Virgen. A través de ella se llega a un gran compás -patio-, al fondo del cual una amplia escalinata nos lleva a la entrada de la iglesia. Destaca en este espacio un magnífico empedrado granadino del siglo XVI.
La iglesia (s. XVI) tiene tres puertas de acceso, una para los fieles y las otras dos que, comunicando con el claustrillo, fueron para los monjes y los legos. La situada en los pies tiene una sencilla portada de estilo neoclásico es de arco de medio punto, enmarcado por columnas jónicas, y sobre el entablamento una hornacina con la imagen de San Bruno.
Su planta es de una sola nave dividida en cuatro tramos, utilizando para esta separación elementos como el retablo que separa el coro de legos del de los monjes. En el espacio de los pies de la iglesia se situaban los fieles, el siguiente estaba dedicado a los fieles, el siguiente estaba dedicado a los legos, y a continuación el de los monjes, para culminar en el presbiterio. Destacan en la nave los retablos de Sánchez Cotán -Descanso en la Huida a Egipto y Bautismo de Cristo, del s. XVII, los primeros que realizó en Granada, donde se encuentra la mayor parte de su obra, que muestra la transición del Manierismo al Barroco- y el cancel con puertas de cristales adornadas con conchas ce nácar, plata, maderas preciosas y marfil.
Paramentos y cubiertas aparecen profusamente, decoradas, siendo, el yeso el material utilizada para esculturas, hornacinas y arcos de los lienzos, que tratan sobre la vida de la Virgen, realizados por P. Atanasio Bocinegra, en la segunda mitad del s. XVII. Bocanegra, fue, un destacado maestro de la Escuela granadina y uno de los, pintores más famosos de su época. Discípulo de Alonso Cano, en su obra, destacan los temas marianos, con un acentuado barroquismo que preludia en ocasiones al Rococó. En el Presbiterio, cubierto con bóveda elíptica, destaca el altar mayor; se trata de un altar-baldaquino de madera dorada que deja transparentar el gran cristal que dentro de un arco, de medio punto separa el presbítero del Sancta Santorum. El baldaquino, realizado por Francisco Hurtado Izquierdo (s.XVIII), acoge una asunción del escultor José de Mora.
El Sagrario o Sancta Santorum también fue obra del gran maestro andaluz del barroco andaluz Francisco Hurtado Izquierdo (s.XVIII). Es uno de los conjuntos barrocos más completos del arte español, en cuya decoración interior, de gran dinamismo, armonizan arquitectura, pintura y escultura. Trazado de forma independiente a la iglesia, fue concebido como un camarín bajo, un lugar cerrado para acoger el Tabernáculo de mármoles y jaspes donde se alberga la Sagrada Forma, y en cuyos lados, aparecen las doradas esculturas de las Virtudes.
La cúpula que cubre este espacio la decoró con pintura al fresco, el artista cordobés Antonio Palomino (s. XVIII), representado: -según descubre en su obra “Museo Pictórico”- el triunfo de la Iglesia Militante, de la Fe y de la vida religiosa. En los intercolumnios que soportan los arcos donde apoya la cúpula, aparecen esculturas de San José y, San Bruno de José de Mora, la Magdalena (de P. Duque Cornejo) y San Juan Bautista (de J. Risueño). José de Mora es el miembro más destacado de este grupo de escultores granadinos. Alcanzó su fama principalmente por sus ‘Dolorosas’, por su “Crucificado” de la Misericordia (Iglesia de San José) y por esta de San Bruno. A ambos lados del Sagrario se encuentran dos capillas decoradas con retablos barrocos con obras de Duque Cornejo y Sánchez Cotán.
La sacristía está situada a la, izquierda del Presbiterio. Presenta planta rectangular, dividida en cuatro tramos, cubiertos con bóvedas de medio punto los tres primeros y elíptico el último. No se sabe con certeza quién fue su autor. Para R. Taylor es obra de Hurtado, representando su obra de madurez. Iniciada su estructura en 1732 y su decoración en 1736, fue acabada en 1745. El retablo, de mármol de Lanjarón, se realizó en 1780; en él aparecen las imágenes de San Bruno y la Inmaculada. Las pinturas de la cúpula fueron realizadas por el pintor Tomás Ferrer (s. XVIII). De sencillas proporciones, su ámbito se acrecienta gracias al manejo de iluminación. Paramentos y bóvedas están recubiertas de yeserías blancas que con sus formas curvas y rectas dan un gran dinamismo al conjunto. Para Bonet Correa “La Sacristía de Granada es como una continuación del arte nazarí, a la vez que una creación nueva”. La decoración se completa con los altos zócalos de mármol y las bellas cajoneras de taraceas, como las puertas, realizadas por el lego cartujo J. Manuel Vázquez.
El claustrillo al parecer fue trazado por Fray Alonso de Ledesma, a mediados del s. XVI, como la iglesia y el gran claustro que se arruinó a mediados del s. XIX.
A él se accede a través de una puerta situada a la derecha de la entrada a la iglesia. El Patio está centrado, por una fuente, y a él se abren galerías de arcos de medio punto sobre columnas de capitel dórico. En torno a él se distribuyen las diversas dependencias del monasterio. El Refectorio, de planta rectangular y cubierto, con bóvedas ojivales se comenzó a construir en 1531. De sus muros cuelgan los lienzos realizados por Sánchez Cotán sobre el origen y el comienzo de la Orden Cartujana. Preside el testero la Santa Cena.
Comunicando con el Refectorio se encuentra la Sala de Profundis, construida en 1600. Aquí se halla un pequeño retablo con un lienzo de San Pedro y San Pablo, del mismo autor.
La Sala Capitular de Legos es la más antigua edificación del monasterio (1517). Tiene planta rectangular y se cubre con bóveda de crucería. Los lienzos que cuelgan, de sus muros son obra de Vicente Carducho, con temas de la vida de los cartujos.
En la galería del patio, junto a la nave de la iglesia, hay cuatro capillas, albergando cada una de ellas un Ecce Homo, en barro policromado de los hermanos García (finales del s. XVI) y otra, una escultura de la Virgen con el Niño, de José Risueño (s. XVII-XVIII). Los Hermanos García, Jerónimo, Francisco y Miguel, que trabajaron en Granada en torno al año 1600 eran -al parecer- canónigos de El Salvador. El hecho de que fueran escultores de afición y no de profesión, pudiera explicar su independencia, especialización y fama alcanzada con sus Ecce Homo de barro cocido, tanto en esculturas exentas como en relieves. El Ecce Homo representa a Cristo solo tras la flagelación, con corona de espinas, las manos juntas y atadas con la cuerda que baja del cuello. Por su parte, J. Risueño – escultor y pintor- sigue en su obra a Alonso Cano, pero con influencias flamencas. Es muy conocido por los granadinos su “Cristo del Consuelo”, de la Abadía del Sacromonte.