Alocución de Mons. José María Gil Tamayo, arzobispo de Granada, en la tradicional Ofrenda floral y solidaria celebrada el 15 de septiembre de 2024, con la asistencia de autoridades de la corporación, civiles y militares, y la visita de miles de granadinos en la devoción a Nuestra Señora de las Angustias, Patrona de Granada.
Un cordial saludo a todos y mi agradecimiento -el agradecimiento de la Virgen- por vuestra presencia, por este cariño de Granada renovado. Echamos de menos a los granadinos que otros años han compartido con vosotros, con vuestras familias, estos días, el mes de septiembre, tan de las Angustias y tan de Granada. Echamos de menos también y pedimos por ellos, por los granadinos que están ausentes, por los que tuvieron que emigrar, los que buscan unas mejores condiciones de trabajo, por todos ellos. Hoy los tenemos en este corazón ensanchado, por el cariño a la Virgen, el cariño a una Madre, que abre Su corazón a todos.
En las flores y en los ramos está el obsequio, donde queremos materializar los sentimientos que llevamos dentro. Esos sentimientos de agradecimiento, por tantos favores -conocidos y desconocidos- y, al mismo tiempo, la petición de tantas necesidades, que siguen presentes en medio de nosotros, especialmente los enfermos, los más necesitados, quienes hoy no pueden traer un ramo de flores, unas flores, pero sí le ofrecen lo que llevan en el corazón.
Por todos ellos, vamos a vivir este acto tan granadino, lleno de alegría y lleno de reconocimiento a la Virgen, a nuestra Patrona, que ha salido a la puerta, “la que vive en la Carrera”, pero la que vive en el corazón de todos los granadinos.
Muchas gracias.
+ José María Gil Tamayo
Arzobispo de Granada
15 de septiembre de 2024