El 20 de noviembre recordamos a un gran santo armenio: San Nerses. Fue el patriarca de Armenia y quien inventó, en el s. XII, la oración de las veinticuatro horas.

Hoy, 19 de noviembre, en Mantua recuerdan especialmente la memoria de uno de sus obispos: el beato Jacobo Benfatti. Fue un eximio prelado que vivió santamente a finales de la Edad Media. Se le conoce como “el padre de los pobres”.

Santa Rosa Filipina Duchesne es una religiosa que atravesó los momentos más duros de la persecución religiosa contra la Iglesia en los años de la Revolución francesa. Lucho por sostener su congregación en suelo francés, pero Dios acabó llamándola a servir como Religiosa del Sagrado Corazón en la Luisiana americana. Cuando tuvo dificultad para poder comunicarse con los indios, rezaba intensamente por ellos.

Cada 17 de noviembre la Iglesia celebra a Santa Isabel, hija de Andrés, rey de Hungría. Isabel fue una joven madre que aprovechó su posición para ayudar a Cristo en los más pobres. Al morir su esposo, abrazó la pobreza y se dedicó a la vida religiosa.

Santa Margarita, nacida en Hungría y casada con Malcolm III, rey de Escocia, fue asidua a la oración y a los ayunos añadiendo la generosidad para con los pobres, dando así gran ejemplo como esposa, madre y reina. Su festividad se celebra el 16 de noviembre.

Obispo, escritor y poeta español de la época visigoda. Es uno de los Padres de la Iglesia hispánica y su festividad se celebra el 15 de noviembre.

El 14 de noviembre celebramos la memoria de Santa Trahamunda. Era novicia del convento de San Martín de la isla de Tambo cuando fue secuestrada en un ataque de los moros, según algunas fuentes por Abderramán I, y otros por su segundo nieto de Abderramán II. Llevada a Córdoba para unirse al harén, por su negativa fue encerrada en la cárcel durante once años. De ella se cuenta un milagro imposible.

Hoy, 13 de noviembre, recordamos la memoria de la beata María del Patrocinio de San Juan. Una de las religiosas martirizadas durante la persecución religiosa en España del s. XX. Era una religiosa virgen del Instituto de María Inmaculada de las Misioneras Claretianas.

El 11 de noviembre de 1939 subía al seno del padre la sor Alicia Jadwiga Kotowska. Fue una monja polaca, madre del convento de las Hermanas de la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, asesinada por los nazis durante las Matanzas de Piaśnica. Tuvo que acompañar a varios de sus alumnos en sus últimos momentos, dando testimonio de una gran serenidad.

En Canterbury, en Inglaterra, san Justo, obispo, enviado a esta isla por el papa san Gregorio I Magno juntamente con otros monjes, para ayudar a san Agustín en la evangelización de Inglaterra, aceptando más tarde el episcopado de esta sede. Su festividad se celebra el 10 de noviembre.