El 15 de diciembre se celebra la festividad de San Valeriano, obispo en África y mártir. 

Valeriano nació en el año 377. Fue sacerdote y posteriormente se convirtió en obispo de Abbensa, una ciudad de la provincia romana del África proconsular, un rico territorio que abarcaba la costa mediterránea de las actuales Túnez, Libia y Argelia.

En la zona reinaban los vándalos. Desde el Edicto de Caracalla, del año 212, eran considerados ciudadanos romanos. Ostentaba el poder el rey Genserico, que era arriano y perseguía el cristianismo. Primero Genserico chocó con el obispo san Valeriano en el plano de las ideas, puesto que se empecinó en la herejía. Al ver que no podía imponerse al santo, inició una campaña de desprestigio, que san Valeriano asumió como parte de su tarea pastoral.

Genserico no tuvo suficiente y confiscó bienes de la Iglesia. Además, ordenó al obispo que le entregara los vasos sagrados, a lo cual san Valeriano se negó. El rey vándalo insistió hasta el punto de montar en cólera y ordenó expulsar de la ciudad al obispo, que ya tenía cerca de 90 años.

Genserico prohibió que se le diera alojamiento o alimento. Y así, el anciano san Valeriano estuvo a la intemperie hasta que falleció.