El 1 de mayo se celebra la festividad de San José Obrero, esposo de la Virgen María y protector de los trabajadores.
Además de ser el padre adoptivo de Jesús y el esposo de María, – como enseñan los Evangelios – san José era herrero, artesano y carpintero. Con su vida de honesto trabajador, san José ennoblece el trabajo manual con el que mantiene a su Santa Familia y participa en el proyecto de salvación.
En el lenguaje bíblico de las Escrituras, se usa el apelativo de “Justo” (Mt 1,19) para denominar a todo aquel que ama y respeta la Ley como una expresión de la voluntad de Dios. José lo hace. Descendiente de la Casa de David, es un hombre no anciano que está comprometido con María. (Mt 1,18) Y, como su esposa dijo “sí” a un ángel, (Lc 1,38) también él dirá su “sí” a otro ángel que lo visitará en un sueño para tranquilizarlo sobre el origen del embarazo de María, como fruto del Espíritu Santo. (Mt 1,20) Su característica es la discreciòn y el silencio que lo hacen evitar protagonismos. Cuando Jesús comienza su vida pública, en las bodas de Caná, (Jn 2 1-12) los Evangelios ya no lo mencionan: probablemente murió, pero no sabemos ni cuándo ni dónde. Mucho menos se sabe donde habría sido sepultado.
Del mismo modo que los padres enseñan su oficio a sus hijos, tambièn José lo hizo con Jesús. Por eso, a Jesús se le llama a menudo en los Evangelios “el hijo del carpintero”. (Mt 13,55) Más que ningún otro, San José representa la dignidad del trabajo humano, que es el deber y la perfección del hombre, que ejerce su dominio sobre la Creación, prolonga la obra del Creador, ofrece su servicio a la comunidad y contribuye al plan de salvación. José ama su trabajo. Como hombre de fe, supera el cansancio y lo eleva a la práctica de la virtud; como no aspira a la riqueza y no envidia a los ricos, siempre conserva la paz: el trabajo para él no es un medio de satisfacer la ambición, sino sólo un medio de sustento para su familia. En fin, como se prescribe a los judíos, el sábado observa el descanso semanal y participa en las celebraciones (religiosas). (Lc 2,22-28; 41-50).
Fue establecida oficialmente por Pío XII el Primero de mayo de 1955 para ayudar a los trabajadores a no perder el sentido cristiano del trabajo.