Ordenado sacerdote de la Diócesis de Peoria en 1919, a la edad de 24 años en el Seminario St. Paul en Minnesota , se convirtió en un gran teólogo , ganando el Cardenal Mercier Premio Internacional de Filosofía en el año 1923
En 1930 comenzó su programa de radio “The Catholic Hour” (La Hora Católica) que continuó por 22 años. El 11 de Junio de 1951 fue consagrado obispo en Roma.
En el otoño de 1951 comenzó su famosa serie de Televisión “Life is Worth Living” (La Vida vale la pena Vivirla) que llegó a una audiencia estimada en 30 millones semanales. Fue pionero del uso de la TV para predicar.
Participó en todas las sesiones del Concilio Vaticano II finalizado en 1965. Fue nombrado obispo de la Diocesis de Rochester, New York el 25 de Octubre de 1969. Continuó activo escribiendo y predicando. El Arzobispo Sheen escribió 96 libros y cientos de artículos y columnas.
El 3 de Octubre de 1979 fue un momento muy especial para Mons. Sheen. El Papa Juan Pablo II lo abrazó en la Catedral de San Patricio, Nueva York, y le dijo: “¡Has escrito y hablado bien de nuestro Señor Jesucristo. Eres un hijo leal de la Iglesia!”. Tres meses mas tarde, el 9 de diciembre, el Señor se llevó al buen obispo al cielo.
El 14 de Septiembre del 2002, La Congregación para la Causa de los Santos oficialmente abrió la causa del Arzobispo Sheen y le confirió el título de “Siervo de Dios”.
Influenció a millares de persona por sus testimonio de vida y su relación personal con Dios, aun sigue tocando el corazón de millones de personas en todo el mundo gracias a sus videos que aun se transmiten en canales como EWTN y otros canales de televisión cristiana. Como orador atrajo a un auditorio de hasta 10 mil personas y su programa de televisión ‘Vale la Pena vivir la Vida’, tenía 30 millones de telespectadores semanales. Uno de sus espectadores fue el Papa Juan Pablo II Quien aprendió inglés viendo su programa.
Fomentó la “Adopción Espiritual de un niño por nacer en peligro de ser abortado”, así como el rezo del Rosario misionero.
El arzobispo Fulton J. Sheen, decía no hay cientos sino millones de personas que odian a la iglesia católica no por lo que la iglesia realmente es; si no por las falsas creencias de la iglesia. “No hay más de 100 personas en el mundo que verdaderamente odien a la Iglesia Católica, pero sí hay millones que odian lo que ellos creen que es la Iglesia Católica”.