El sacerdote D. Ildefonso Fernández-Fígares toma posesión de esta responsabilidad durante “munere” en la Eucaristía celebrada en la Catedral.
El cabildo de la Catedral de Granada cuenta desde el pasado sábado día 20 con un nuevo miembro canónigo en este órgano de gobierno. Durante la Eucaristía celebrada ese día en la Catedral, presidida por Mons. José María Gil Tamayo, el sacerdote diocesano D. Ildefonso Fernández-Fígares prometía y juraba esta responsabilidad.
D. Ildefonso será canónigo catedralicio durante munere, es decir, durante el tiempo que ostente el cargo pastoral por el que ha sido designado canónigo. El sacerdote es delegado episcopal para la Educación Católica y Enseñanza Religiosa, es párroco en la parroquia personal San Juan Pablo II, ubicada en el Centro de Estudios Superiores La Inmaculada, y está adscrito a la parroquia del Sagrario, anexa al templo catedralicio.
El nuevo canónigo prometía y juraba fidelidad al Evangelio y a la iglesia, mientras posaba sus manos sobre el Evangelio, en presencia de los fieles congregados en la celebración eucarística. La Santa Misa, presidida por el arzobispo, fue concelebrada por el cabildo de la Catedral Metropolitana de la Encarnación.
En sus palabras durante la Eucaristía, D. José María recordó que “estamos en un acto que es también un acto eclesial”, indicando que “no es la colación de honores”, porque la lógica de Jesús “no tiene ese revestimiento”, sino la del servicio. “Es un colegio. Es el colegio que sirve a la catedral, que representa la Iglesia particular de Granada, con toda su belleza arquitectónica, pero que tiene que expresar también la belleza y tiene que responder en el ministerio que la atiende aquello que representa en su grandeza”, señaló Mons. Gil Tamayo.
D. Ildefonso Fernández-Fígares se sume a los canónigos catedralicios que llevan un largo recorrido como sacerdotes de la Diócesis y en este órgano de gobierno, así como a los recientemente designados por el arzobispo que tomaron posesión el pasado mes de septiembre y de febrero. Precisamente, las dos últimas incorporaciones, celebradas en febrero, tienen la figura durante munere, es decir, mientras el sacerdote ostente su cargo pastoral. Estos son el Rector del Seminario Mayor Diocesano San Cecilio y el secretario particular del Sr. Arzobispo.
Respecto a la tarea encargada como miembro del cabildo, Mons. Gil Tamayo recordó que no se trata de “una especie de reserva de títulos de honores o una especie de clero alto. Es otra cosa”. Eso que hace distinto la responsabilidad pastoral “responde en lo humano y en lo ministerial”, al mismo tiempo que indicó “como colegio, simbolizando y realizando la fraternidad y colegialidad”, explicó el arzobispo. Un servicio que se concreta “en el culto, especialmente en la oración litúrgica; en el servicio sacramental, de la atención al Pueblo de Dios; en el servicio de la Palabra y de la enseñanza; el servicio al culto en la magnificencia de Dios, a la gloria de Dios”, subrayó Mons. Gil Tamayo.