Al acoger esta primera Estación de Penitencia de nuestro Lunes Santo, nuestro corazón agradecido se vuelve hacia Ti, Señor, por tu amor por nosotros. Tu amor que hace digna la vida humana. Tu amor que, si supiéramos acogerlo todos, haríamos un mundo extraordinariamente más humano, más fraterno, más bello, donde todos nos preocuparíamos más por el bien de los demás que por uno mismo. Y no sería un mundo donde escasearía el trabajo. No sería un mundo donde escasearía la amistad, la fraternidad entre todos, por la sencilla razón de que todos estaríamos pendientes de que todos pudiéramos vivir como hijos tuyos.
Pidiéndote por aquellos que en nuestra ciudad buscan y no encuentran trabajo. Por aquellos que, en nuestra ciudad, de una manera o de otra, carecen de todo aquello que Tú has venido a sembrar en nuestro corazón que es el amor a la vida humana y a la divinidad de la vida humana, te presentamos, Señor, esta primera oración.
Padre Nuestro que estás en el Cielo,
santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu Reino.
Hágase tu Voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación
y líbranos del mal.
Amén
+ Javier Martínez
Arzobispo de Granada
26 de marzo de 2018
Plaza de las Pasiegas, Lunes Santo