Nuestro Padre Jesús de la amargura, que, junto a María Santísima de las lágrimas, tu Madre, haces el santo vía crucis.

Nosotros, a veces, huimos de la cruz buscando sólo la diversión. Pero la diversión que en su justa medida es buena, no lo es todo en la vida. Y cuando pretende serlo todo se convierte en una máscara detrás de la cual se esconde la desesperación o la duda de que la vida sea buena.

Tú coges la cruz por amor a nosotros. Quien ama está dispuesto a sufrir por el amado y, precisamente así, experimenta una alegría más profunda que la diversión sola.

Señor, danos el verdadero gozo que es capaz de compartir el sufrimiento ajeno y de donarse al otro como haces Tú.

Señor, danos la alegría de tus mártires. 

Padre Nuestro que estás en el Cielo,
santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu Reino.
Hágase tu Voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación
y líbranos del mal.
Amén

Francisco Javier Espigares
Vicario General

27 de marzo de 2018
Plaza de las Pasiegas, Martes Santo