Fecha de publicación: 27 de marzo de 2018

Bendita lanza. Según el relato del Génesis, un querubín con una espada cerró desde el origen del pecado las puertas del Paraíso. La lanza del soldado nos ha abierto de nuevo el Paraíso; nos ha abierto las entrañas de Dios. Nos ha descubierto las entrañas de Dios en entrañas de misericordia. De ellas brotó sangre y agua.

Los cristianos han visto siempre en esa referencia el don del Bautismo, el don de la Eucaristía, la Presencia viva, la Compañía viva de Dios a nuestro camino sudoroso, doliente, por la vida.

Confiados en esas entrañas de misericordia que nos acogen y nos abrazan a cada uno en todas las circunstancias, Te suplicamos:

Padre Nuestro que estás en el Cielo,
santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu Reino.
Hágase tu Voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación
y líbranos del mal.
Amén

+ Javier Martínez
Arzobispo de Granada

27 de marzo de 2018
Plaza de las Pasiegas, Martes Santo