Poco antes del comienzo de la celebración eucarística, los rostros de los fieles de Santa Fe reflejaban una visible expectación. La Encarnación había cerrado después de que parte de su estructura se viese afectada por los terremotos cuyo epicentro estuvo localizado cerca de esta población. En torno a un año y medio después, los santaferinos volvían a acceder a su templo el día de su fiesta más significativa.

Antes de comenzar la celebración el párroco de la Encarnación, D. Eduardo Martin, procedió a asperjar con agua bendita a los fieles y la iglesia, como un símbolo de celebración de la reapertura. Tras ello procedió a presidir la Eucaristía,  acompañado de los dos coadjutores parroquiales D. David Alcalde y D. Jorge Talavera, así como del sacerdote misionero redentorista, D. Antonio Quesada, que atiende la residencia de mayores de Santa Fe.

CONCIENCIA AGRADECIDA DE LA EUCARISTÍA

Haciendo alusión al origen de esta localidad, ligada a los Reyes Católicos, D. Eduardo quiso despertar la conciencia histórica de los fieles en este día de fiesta. “Nos sentimos orgullosos de nuestro nombre, Santa Fe, y de nuestra fiesta, el Corpus Christi. Es el día que nos tiene que unir”.

Como no podía ser de otro modo, recordó la centralidad de la Eucaristía en la fe católica, como algo que recibimos agradecidos de la tradición. “Lo mismo que hemos recibido esa fe en la Eucaristía de nuestros antepasados y mayores, ahora nos toca comunicar esa fe en las generaciones presentes”, apuntó. “A los que comemos y bebemos su sangre el Señor nos reclama a entregar nuestra vida en servicio generoso a nuestros hermanos”.

Al final de la Misa, animada por el coro de Santa Fe, el párroco procedió a una breve exposición del Santísimo Sacramento sobre el altar mayor, antes de la salida en una breve procesión por el interior de la parroquia. La celebración concluyó con la bendición con la Sagrada Forma a todos los fieles presentes.

Ignacio Álvarez
Secretariado de Medios de Comunicación Social