Pipino de Landen, quien en algunas tradiciones aparecía como beato, fue mayordomo de palacio de tres reyes merovingios. Estuvo casado con Ida de Nivelles -tenida también popularmente por beata- y dos de sus hijas aparecen en el Martirologio Romano: santa Gertrudis de Neville y su hermana mayor, santa Bega. Gertrudis se negó a casarse y llegó a ser abadesa poco después de haber cumplido veinte años. Bega, en cambio, contrajo matrimonio con Ansegisilo, hijo de san Arnulfo de Metz, y pasó casi toda su vida en el mundo; fue la madre de Pipino de Heristal, el fundador de la dinastía Carolingia.
Después de la muerte de su esposo, santa Bega construyó el año 691, en Andenne, a orillas del Mosa, siete capillas que representaban las siete iglesias de Roma. Las capillas estaban situadas alrededor de una iglesia. La santa fundó allí mismo un convento y lo pobló con religiosas de la abadía que su hermana había gobernado en vida. Más tarde, dicho convento se convirtió en una casa de canonesas, y los canónigos regulares de Letrán conmemoran a santa Bega como miembro de su orden. También las beguinas de Bélgica la veneran como patrona. Santa Bega murió cuando era abadesa de Andenne y fue sepultada allí.