Fecha de publicación: 3 de febrero de 2022

Nació en la región de Picardía en el año 801. Óscar fue un gran erudito que ya desde muy joven fue estudiante de los benedictinos en la Abadía de Corbie, cerca de Amiens, en Picardía, en el norte de Francia. Allí regresó más tarde para hacerse monje y luego fue nombrado “maestro interno”, un puesto que ocupó en la nueva Corbie, una comunidad nacida en Sajonia.

Bajo el reinado de Harold, el rey de Dinamarca que se había bautizado recientemente, Óscar fueron a predicar la fe a las tierras danesas. Allí fundó una escuela en Schleswig, pero el celo desmedido de Harold provocó otra tormenta que terminó con la retirada de los misioneros. En compañía de los embajadores de Luis el Piadoso (Ludovico Pío), entró entonces en Suecia, y predicó el Evangelio. Aunque la embajada había sido atacada en el camino y aparentemente había abandonado su misión, Óscar logró entrar en el país, y fue recibido favorablemente por el rey, que le permitió predicar. El jefe de los consejeros reales, Herigar, se convirtió, y construyó la primera iglesia de Suecia.

Cuando Ludovico murió, el imperio comenzó a desmoronarse también por las incursiones de pueblos invasores como los Normandos que devastaron los territorios del norte de Europa en esos años. La destructiva ola vikinga llegó también a Hamburgo, tanto que Óscar se vio obligado a refugiarse en Bremen donde, como obispo, pasó los últimos años de su vida trabajando, según algunas fuentes, en la edición de una Biblia para los pobres. En la catedral de la ciudad se conservan algunos fragmentos de esa antigua Biblia.

Murió en el año 865, sin haber visto realizado el sueño de una profunda evangelización del Norte de Europa, pero con la alegría de haber sembrado en esas tierras la primera pequeña semilla del anuncio de la fe en Cristo.