Vino al mundo en la localidad de Santa Coloma de Farners, en el año 1289. Criado en el seno de una familia acomodada, pasa su juventud en Gerona. Allí es donde estudia con los monjes benedictinos las entonces llamadas “artes liberales” y entabla contacto con los frailes dominicos. Estudia lógica, filosofía y teología. Con 25 años ingresa en la Orden de los Predicadores.

Fue docente en Tarragona y Cervera y promueve vocaciones entre los jóvenes, destacándose como consejero de reyes y catedráticos. Colabora en establecer conventos y se distingue por su extrema austeridad y obediencia. Ya en vida era reconocido como santo; por su piedad le llamaban “el fraile que habla con el ángel”.

Pasa sus últimos años dedicado a la contemplación, la penitencia y la mortificación de su cuerpo, mientras habita en la Cueva de Santa Magdalena, cerca de Marsella, y luego en una cueva angosta excavada en proximidades del Convento de Santo Domingo.