En la historia de la santidad cristiana el ejemplo de los mártires no sólo sea semilla de nuevas conversiones una vez muertos, sino que comience a serlo ya en los sufrimientos y en la cárcel. Un caso de esto lo tenemos en Agustín Zhao Rong: nacido en 1746 en Wuchuan, provincia de Guizhou.

En la persecución de 1772 era guardia carcelero, encargado de la custodia de los futuros mártires; entre ellos había un misionero que alentaba a los cautivos a mantenerse firmes en la fe. Y así, con el ejemplo de paciencia y perseverancia, unidos a la catequesis que le llegaba sin proponérselo, llegó a convertirse. Pidió el bautismo, y no sólo eso, sino que se preparó al sacerdocio: el bautismo lo recibió en 1776, mientras que la ordenación le llegó en 1781.

Trabajó activamente en las misiones por muchos años, hasta que él mismo fue víctima de la persecución. En 1815 fue apresado, torturado y recluido en la cárcel, donde murió en un día de primavera no precisado de ese mismo año. La Iglesia inscribe en el Martirologio su paso al cielo el 21 de marzo.