Wendell Berry es un elocuente defensor de la necesidad de la comunidad, de la pertenencia y del amor a las personas y a los lugares concretos, para que pueda ofrecer una vida que pueda llamarse verdaderamente humana.

Natural de Kentucky e hijo de una familia de agricultores que se remonta al menos a cinco generaciones, Wendell Berry ha enseñado inglés en la New York University en el Bronx, desde 1962 a 1964, y creación literaria en la University of Kentucky, desde 1964 hasta su dimisión en 1977. Su primera novela, Nathan Coutler, fue publicada en 1961. Desde 1965 reside en Henry County, Kentucky, escribiendo poemas, novelas y ensayos, y trabajando con su mujer y su familia en una pequeña granja que compró y que ha llegado a tener 125 acres.

Manifiesto: el Frente de Liberación del Agricultor Loco

Busca el beneficio rápido, la subida anual de sueldos,

las vacaciones pagadas. Quiere más y más

de todas las cosas prefabricadas y listas para llevarse. Ten miedo solamente
de conocer a tus vecinos y de morir.

Y tendrás una ventana en tu cabeza.

Ni siquiera será un misterio tu futuro

de ahora en adelante. A tu mente se le clavará una tarjeta,

y será colocada en un archivador.

Cuando quieran que compres algo,

te llamarán. Cuando quieran

que mueras para beneficio suyo, te lo comunicarán.

Por eso, amigos míos, todos los días haced algo

que no pueda ser objeto de cálculo. Ama al Señor,

ama al mundo. Trabaja por nada.

Toma todo lo que tienes, y hazte pobre.

Da amor a alguien que no lo merece.

Critica al gobierno y abraza

la bandera. Ten esperanza de vivir en esa república libre

que ella representa.

Da tu aprobación a todo aquello que no eres capaz

de comprender. Ensalza la ignorancia, porque aquello que el hombre
no ha encontrado aún, tampoco lo ha destruido.

Hazte las preguntas que no tienen respuesta.

Invierte en el milenio. Planta secuoyas.

Di que tu principal plantación es el bosque

que tú no plantaste,
y que no vivirás lo suficiente para cosechar.

Di que las hojas se cosechan

cuando se pudren en el mantillo de la tierra.
Llama a eso beneficio. Profetiza acerca de ese tipo
de ingresos.

Pon tu confianza en los dos dedos de humus
que se formarán bajo los árboles

cada mil años.

Presta oído a la carroña: pon tu oído
cerca, y escucha el murmullo débil

de los cantos que han de venir.

Espera el fin del mundo. Ríe.

La risa no puede medirse. Sé alegre,

aunque hayas tenido en cuenta todos los hechos.
Siempre que las mujeres no se rebajen

en busca de poder, trata de agradar más a las mujeres
que a los hombres.

Pregúntate a ti mismo: ¿Le agradaría esto

a una mujer que es feliz de tener un hijo?

¿Le perturbaría esto el sueño

a una mujer que está cerca de dar a luz?

Vete con tu amor a los campos.

Sentaos cómodos a la sombra. Descansa tu cabeza
en su regazo. Jura lealtad

a lo que es más cercano a tus pensamientos.
En cuanto los generales y los políticos

puedan predecir los movimientos de tu mente,
dale rienda suelta. Y deja allí como una señal

para marcar la senda falsa, el camino

que no hiciste. Sé como el zorro,

que deja más huellas de las necesarias,

y algunas en la dirección equivocada.

Practica la resurrección.


Nueva York, 1973

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