San Nicetas nació en las riberas del Danubio y se convirtió a la fe en su juventud por Ulfilas, un brillante misionero entre aquellas gentes y traductor de la Biblia a la lengua gótica. Fue Ulfilas quien ordenó de sacerdote a Nicetas.

Hacia el año de 372, varios cientos de godos que huían de los hunos invasores se refugiaron en Moldavia y las autoridades romanas les hicieron un mal recibimiento, los maltrataron y vejaron.

Inmediatamente, como represalia, el rey Atanarico, señor de los godos de oriente, cuyo territorio lindaba con el imperio romano en las regiones de Tracia, inició una violenta persecución contra los cristianos. Por orden del rey, un ídolo colocado sobre una carreta fue llevado a través de todas las ciudades y aldeas donde se sospechaba que había cristianos, y todo aquel que se negase a adorar al dios, quedaba automáticamente condenado a muerte.

Para matarlos en masa los perseguidores utilizaban el método de encerrar a los cristianos capturados en casas o iglesias tapiadas y prenderles fuego. Así recibió el martirio San Nicetas cuya festividad se celebra el 15 de septiembre en la Iglesia católica.