Junto con el obispo de Almería, D. Antonio Gómez Cantero, y el obispo de Guadix, D. Francisco Jesús Orozco Mengíbar.
El pasado domingo día 6 de octubre, la Catedral de Almería clausuraba su Año Santo Jubilar, que ha celebrado con motivo del V centenario de su templo catedralicio. Lo hacía con la Eucaristía que ese día presidió el arzobispo de Granada, Mons. José María Gil Tamayo, como arzobispo metropolitano de la Provincia Eclesiástica en la que se incluye la sede almeriense. Concelebraron su obispo anfitrión, D. Antonio Gómez Cantero, y el obispo de Guadix, D. Francisco Jesús Orozco Mengíbar.
Las naves de la catedral se llenaron con un numeroso grupo de fieles que asistieron a la celebración. Representantes de Hermandades y Cofradías, de la vida consagrada, fieles de distintos movimientos, diversas delegaciones episcopales y la presencia también de la alcaldesa con un grupo de miembros de la corporación municipal quisieron participar en este momento tan especial e importante de nuestra diócesis de Almería que culminaba todo un año santo dedicado a nuestra Catedral.
En su homilía, Mons. Gil Tamayo hizo referencia a la historia y al origen de la Catedral de Almería y también al vínculo entre las diócesis hermanas, destacando la figura importante del beato de Diego Ventaja y, por supuesto, también del fundador, creador y constructor de la catedral, Fray Diego de Villalán.
El arzobispo D. José María, así como lo hicieron también el día anterior el obispo diocesano y el viernes anterior el señor Nuncio, celebró la Eucaristía revestido con la casulla que, según la tradición, perteneció a Fray Diego de Villalán, obispo constructor de la catedral y utilizó el báculo del beato Diego Ventaja.
La Eucaristía estuvo presidida por la cruz que habitualmente se encuentra en la sacristía de la Catedral y que según la tradición fue la que se utilizó en la Eucaristía de la primera piedra y en la ceremonia de bendición de la primera piedra de la Catedral. El acompañamiento musical de la celebración estuvo a cargo de la coral Virgen del Mar, que hizo una interpretación magistral y que ayudó a la vivencia y a la celebración de la Eucaristía.
Al final de la celebración, todos los asistentes recibieron la bendición apostólica.
Diócesis de Almería