Fecha de publicación: 27 de marzo de 2024

Celebrada el Miércoles Santo en la S.A.I Catedral, presidida por el arzobispo Mons. Gil Tamayo, y concelebrada por el arzobispo emérito D. Javier Martínez y el clero diocesano, que ha renovado sus promesas sacerdotales.

En la Misa crismal celebrada esta mañana.

Este Miércoles Santo la Catedral de Granada ha acogido la renovación de las promesas sacerdotales del clero diocesano y se han bendecido los Santos Óleos y consagrado el Santo Crisma. Estos óleos se utilizarán a lo largo del año en los Sacramentos del Bautismo, Confirmación y Unción de enfermos; y con el Santo Crisma, el Orden Sacerdotal y Ordenación Episcopal. Asimismo, se utilizan para la dedicación de nuevas iglesias, la consagración de los nuevos altares y la consagración de campanas.

Numeroso clero diocesano ha participado en esta Misa crismal, que es única, porque sólo se celebra una vez al año, presidida por el arzobispo y en el templo catedralicio. Ha tenido lugar en la víspera del Jueves Santo, día sacerdotal y eucarístico por excelencia, cuando Jesús anunció a los discípulos en la Última Cena la entrega de Su cuerpo y sangre, para el perdón de los pecados y salvación de los hombres y el mundo. 

 

.

 

 

“TENER LOS MISMOS SENTIMIENTOS DE CRISTO”

En sus palabras durante la Eucaristía, Mons. José María Gil Tamayo habló de esta celebración como del “día de la sacramentalidad en la Iglesia y de Cristo, que es el Sacramento de Dios”, al mismo tiempo que recordó las palabras de San Pablo dirigidas a los filipenses, invitándoles a “tener los mismos sentimientos de Cristo”. “Hemos recibido una vocación, cada uno con su historia personal, hemos sido consagrados con el santo crisma y hemos recibido una misión. Tres palabras: vocación, consagración y misión”, señaló.

También habló de la figura de Pedro: “Este ministerio nos sobrepasa y, como Pedro, en medio de la tempestad, también tememos. Cristo nos extiende la mano, nos toma sobre Sí. Porque somos manos ungidas, dispensadores de los ministerios de Dios”, señaló D. José María en referencia al Orden Sacerdotal y la administración de los Sacramentos que pasan por las manos ungidas y consagradas de los sacerdotes. Y recordó la fidelidad y amor de Pedro a Dios, afirmando “Señor, Tú lo sabes todo. Tú sabes que te quiero”.

El arzobispo de Granada hizo una llamada a vivir la santidad, en la que “nos santifica la acción de Dios”. “Vivir conforme a lo que somos y tengamos los sentimientos de Cristo”, subrayó D. José María.

Mons. Gil Tamayo animó a vivir con celo apostólico y a “recobrar el verdadero espíritu de oración”. Asimismo, agradeció a los sacerdotes “vuestra fraternidad, cercanía y servicio al Pueblo de Dios”.

Y al clero, así como a todo el Pueblo de Dios, invitó a orar por las vocaciones sacerdotales, por los sacerdotes mayores, los enfermos, los dependientes y por los que nos han dejado. También pidió oraciones por Nicaragua, cuya Iglesia se encuentra perseguida, también sus pastores, y anunció la llegada de dos presbíteros nicaragüenses en nuestra Diócesis que han tenido que salir de su país.

VER GALERÍA DE FOTOS  

ESCUCHAR HOMILÍA