El monasterio de la Inmaculada y San Diego albergó este domingo la profesión de votos de esta religiosa del Instituto del Verbo Encarnado. Un día de fiesta, en el que decenas de alhameños llenaron la iglesia para acompañar ese “sí” definitivo a Dios de la hermana Gloria de la Creu.

Junto a un nutrido grupo de religiosas de la orden, que se desplazaron junto al obispo para acompañar la profesión de esta hermana, Gloria de la Creu pronunció sus votos de pobreza, castidad y obediencia, junto al voto de esclavitud al Inmaculado Corazón de María, propio de las Servidoras.

“La vida contemplativa cuesta de entender en nuestro mundo ¿Qué hace una joven encerrada en un monasterio? ¿Para qué tiene que estar aquí con lo que hay que sembrar y trabajar?”, decía Mons. Casanova, recordando la importancia de la vocación contemplativa en la Iglesia. “Una cosa está clara y es que la vida contemplativa no es la retaguardia, sino la vanguardia de la lucha misionera”.

María Gloria llevaba en Alhama desde el pasado mes de abril. Pasó sus años de noviciado en Italia, estudiando en Roma y creciendo en la vida contemplativa en el monasterio de las Servidoras en Viterbo. “Ella viene preparándose desde hace mucho tiempo”, explica la madre superiora, María de la Coronación. “Dios le ha ido pasos cada vez mayores desde que fue postulante hasta que ingresó y vio la vocación contemplativa”.

“Lo he esperado con mucha impaciencia. Siempre lo tuve muy claro”, afirmaba Gloria, que viene preparándose para este momento desde el año 2014. “En este tiempo he podido ir conociendo con más profundidad nuestro carisma, nuestras constituciones, enamorándome más de nuestro instituto”.

PARA QUE CRISTO REINE EN LAS ALMAS
El carisma de las Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará se explica en pocas palabras, y es llevar al Verbo Encarnado a que habite en cada alma: qué Él reine en los corazones.

Así lo ha procurado las religiosas desde su establecimiento en Alhama el pasado mes de abril. El cariño con el que las recibieron y que ellas mismas han procurado con los alhameños, podía palparse este domingo en el convento. “Fue una fiesta de las familias, la nuestra, la religiosa, y de la de ella, con Dios en el medio”, explicó María de la Coronación.

Tras la celebración se desplegó una carpa en el patio interior del convento de la Inmaculada y San Diego. Una carpa que donaron los propios alhameños a las Servidoras, junto a muchas otras donaciones que sirvieron durante la fiesta. Todo el mundo participó de estas nupcias con cantos y bailes en un ambiente de gran alegría.

La hermana Gloria de la Creu afirmaba con alegría que la entrega de Dios a la vida religiosa merece la pena. “Que no sean bobos, que no pierden nada si se entregan a Jesucristo”, nos dijo esta hermana, pensando en los jóvenes. “Cuando Él llama es para colmar el alma de una manera inesperada. Yo animo a que todos disciernan y se lancen al camino”.

Ignacio Álvarez
Secretariado de Medios de Comunicación Social