Fecha de publicación: 13 de septiembre de 2021

Una representación de la comunidad educativa de la Universidad de Granada se dieron cita el pasado sábado, día 11, en la Iglesia de los Santos Justo y Pastor, ubicada en la Plaza de la Universidad, junto a la Facultad de Derecho, para participar en la Eucaristía de inicio del nuevo periodo académico en el que el alumnado granadino comenzará las clases de forma presencial desde mediados de septiembre.

La celebración estuvo presidida por Mons. Javier Martínez, y en ella estuvieron presentes la Rectora de la UGR, Pilar Aranda, miembros del equipo de gobierno de la UGR, representantes del profesorado y también de los alumnos, que participaron activamente a cargo de los cantos.

UN NUEVO CURSO PARA SEMBRAR AMOR

Durante su homilía nuestro Arzobispo, Mons. Martínez saludó a los presentes destacando la “ilusión” y el deseo por el inicio de este nuevo curso en el que el alumnado volverá a las aulas presenciales después de un año y medio de pandemia.

“Que este curso sea bueno y fecundo para todos, para la vida de la universidad, que además es tan decisiva en la vida en general de la ciudad. Y para todos los que vivimos en ella, amamos la tarea y la función de la universidad y tenemos una misión que cumplir en ella de una manera o de otra, y que siempre es una misión compartida y preciosa”, destacó el Arzobispo.

Asimismo, Mons. Martínez, hizo alusión a partir de la Liturgia de la Palabra en la jornada del sábado 11 en la que se mencionaban los ministerios y dones que el Espíritu Santo reparte al igual que en la universidad también hay diversidad de saberes singulares y propios siempre al servicio del bien común.

“Nuestra misión consiste en sembrar amor, más allá de los conflictos que surgen como una herida en el corazón del hombre. No podemos renunciar a la noción del bien común, pidámoslo al Señor”, agregó.

UNIVERSIDAD, ESCUELA DE HUMANIDAD

También en este inicio de curso, el Arzobispo de Granada comparó la riqueza y diversidad de la Universidad granadina como una escuela de humanidad y una gracia como la que desbordó en Pentecostés: “La Universidad de Granada es un poco como símbolo de Pentecostés en pequeñito porque tenemos alumnos de todos los países del mundo. Eso es una ocasión para salvar las diferencias, para acercarnos a las personas que provienen de un mundo distinto y cuya humanidad nos puede enseñar siempre, afirmó D. Javier Martínez.

Por último, durante su intervención resaltó dos de los frutos inmediatos de la presencia de Dios en la vida que provienen del Espíritu y que son necesarios para hacer de la universidad y de cualquier otro ambiente un lugar de crecimiento y unidad: la capacidad de perdón y el deseo del bien de los demás, algo “constitutivo de nuestra humanidad”.

“Que quienes estamos aquí y también otras muchas personas que hay en nuestro entorno que desean el bien de la universidad y de las personas, que con la ayuda de Dios podamos construir una universidad bonita, que sea un lugar de aprender cosas ciertamente, pero también de aprender a vivir, que es lo más importante. Con motivo de que aprendemos ciencias sociales, física, matemáticas, sencillamente sobretodo aprendemos a vivir. Y aprender a vivir es aprender a vivir juntos”, culminó Mons. Martínez.