Entrevista al director de la Comisión de Evangelización, Catequesis y Catecumenado de la CEE, D. Francisco Romero, con motivo de su participación en el Encuentro de catequistas organizado por esta Delegación diocesana, para presentar el Catecismo de adultos “Buscad al Señor”.
El pasado día 21 numerosos catequistas se dieron cita en el Encuentro convocado por esta Delegación diocesana para presentar el Catecismo de adultos “Buscad al Señor”, celebrado en el Centro de Estudios Superiores La Inmaculada. Intervino el director de la Comisión de Evangelización, Catequesis y Catecumenado de la Conferencia Episcopal Española, D. Francisco Romero, al que entrevistamos con motivo de su participación en dicho Encuentro, al que también asistió el arzobispo Mons. Gil Tamayo.
— Va a presentar el Catecismo para adultos “Buscad al Señor”. ¿Qué mensaje trasladará a los catequistas participantes?
Dos realidades importantes. Tenemos que tratar de acompañar a los adultos, también en la catequesis. La catequesis no es sólo cosa de niños o de adolescentes, que muchas veces tenemos ese concepto, sino que también es para los adultos. En esta sociedad secularizada en la que vivimos hay muchos adultos que no se han encontrado todavía con el Señor y que necesitan que nosotros también nos acerquemos a ellos -como dice el Papa Francisco-, tratemos ante todo a llevarlos al Encuentro con Él y que inicien un proceso de iniciación cristiana en la que se hagan cristiano. Para eso salió el Catecismo. Es presentar por una parte el Catecismo, pero como un servicio para el acompañamiento de adultos en la iniciación cristiana que hay que hacer con ellos.
— ¿Qué novedades aporta esta Catecismo de adultos?
Tratamos que el Catecismo de la Iglesia Católica, que eso no se le puede entregar a una persona que tenga un desconocimiento de la fe, sino que hay que darle desde el Catecismo un instrumento más sencillo. Lo que pretende el Catecismo es la misma experiencia que nos marca y que nos indica en la Doctrina el Catecismo de la Iglesia Católica adaptado. Y adaptado en una manera, en un lenguaje, en una forma, en un método que les llegue a las personas que viven en nuestro tiempo y que les haga acoger esa transmisión de la fe que nosotros le queremos hacer. Lo que hemos tratado es, desde el itinerario que marca la Iglesia, en un documento que se llama el RICA (Ritual de Iniciación Cristiana para Adultos), hemos tratado de estructurarlo y organizarlo para que ese proceso que hay que hacer con esos adultos vaya marcando un poco el ritmo y vayamos ayudando, tanto a los que participan en la catequesis o en el catecumenado de adultos como al propio catequista que tiene que realizarlo.
— Sobre las catequesis para adultos y menores, ¿cómo se enfoca la catequesis en cada caso?
En el fondo, la catequesis no tiene que ser distinta. Lógicamente, hay que adaptarse al destinatario. Si es un niño, hay que adaptarse al niño. Si es un adolescente, hay que adaptarse al adolescente. El método -siempre nos dice la Iglesia- es seguir siempre el método para los adultos. Y, tanto para los niños como para los adolescentes, ese método, ese camino, ese proceso que ya está indicado por la Iglesia que se hace con los adultos es el que tenemos que adaptar a los adultos y a los adolescentes. Pero no hay dos realidades diferentes, sino simplemente modificar la forma, el lenguaje, el conocimiento, la manera de transmitirlo, para tratar de adaptarnos a la mentalidad, a las capacidades de esa persona. Y, sobre todo, a la capacidad religiosa que tiene, para que ahí pueda llegar a encontrase con el Señor, que es siempre lo que queremos. La catequesis tiene que llevar a un encuentro con el Señor y, a partir de ahí, que esa persona empiece a tratar de decir “yo quiero seguir al Señor, a ser cristiano, qué pasos tengo que dar en mi vida, en qué tengo que creer, cómo tengo que vivir, qué tengo que celebrar, etc”.
Ser catequista te va a ayudar a vivir con mayor intensidad tu fe y vas a recibir el ciento por uno de lo que vas a dar, y merece la pena ser catequista. Y Dios quiere contar contigo, con otros, para llevar adelante la transmisión de la fe y que te necesita a ti para hacerlo realidad.
— La Conferencia Episcopal Española ha presentado la Campaña “Y tú, ¿quieres ser catequista?”. Cuál es el objetivo.
Tratar de animar en nuestras parroquias a otros cristianos a que se planteen si el Señor no les está llamando a ser catequista. Es decir, ser catequista es un don y una tarea que nos marca el Señor. Y es necesario también que en nuestras comunidades, en algunos casos se necesitan catequistas, y en otros casos es un relevo generacional de otros catequistas porque ellos son muy mayores. Dentro de la Campaña tratamos de lanzar ese interrogante a los cristianos de nuestras parroquias. Puede ser que el Señor te llame a ser catequista. Piénsatelo. Reflexiona sobre ello. Porque ser catequista te va a ayudar a vivir con mayor intensidad tu fe y vas a recibir el ciento por uno de lo que vas a dar, y merece la pena ser catequista. Y Dios quiere contar contigo, con otros, para llevar adelante la transmisión de la fe y que te necesita a ti para hacerlo realidad.
— ¿Hace falta cierta vocación para ser catequista?
Siempre es una llamada de Dios. En la Iglesia, cualquier servicio que hacemos es porque discernimos que ahí hay unos elementos concretos a través de los cuales el Señor ha puesto ese don, ese carisma en esa persona para que pueda ejercer ese servicio. Pero, para un catequista, es siempre un llamado de Dios para una misión y una tarea; es un vocacionado para una misión y para una tarea. Y a veces, el Señor llama a través de una campaña como ésta o a través de otras realidades que el párroco te dice. El Señor siempre busca algún intermediario.
— Un mensaje a los padres sobre por qué es bueno o conveniente inscribir a los hijos en catequesis.
Una llamada a los padres porque necesariamente queremos ofrecerles a sus hijos la posibilidad de que participen en la vida parroquial en la catequesis. ¿Y qué bondades van a encontrar? Entre otras cosas, se van a encontrar con el Señor, que le va a dar una visión de la vida diferente. Pero después también van a encontrar un horizonte en el que vivir, un sentido para su vida, van a descubrir una serie de valores y cualidades que les van a saber orientar lo que son. Merece la pena por tantas cosas, no sólo en un sentido humano, sino en un sentido trascedente. Y que realmente va a aportarle muchísimo más de lo que ellos se pueden imaginar. Y participar de la vida de la catequesis es, de verdad, un regalo. Y un regalo al que queremos invitar a todos ellos a que sean capaces de tomárselo en serio y hacer que sus hijos participen en la catequesis, tanto los niños como los adolescentes en este caso.
Paqui Pallarés