Estudió en el Seminario de San Cecilio, residiendo en el Colegio de San Fernando. Recibió la ordenación sacerdotal el 22 de septiembre de 1906.
Fue párroco de Castell de Ferro y Calahonda durante cuatro meses, pasando a Pampaneira como párroco durante más de tres años, sirvió también como párroco Trevélez durante unos meses y fue párroco de Cástaras hasta 1924 en que pasó a su destino último que fue la parroquia de Cádiar. Había hecho sus estudios con calificaciones muy altas, pero era un sacerdote modesto, trabajador y metódico, de un carácter tranquilo y sereno; de una virtud ejemplar y de una exquisita rectitud, de una bondad muy particular, con la sencillez de un niño.
El 13 de agosto es incendiada la Iglesia de Cádiar y el 12 de septiembre el Párroco es detenido. Se le impuso una multa. Las hermanas del sacerdote recaudaron entre los fieles lo necesario para el rescate y puesto en libertad a los ocho días, sacerdote y hermanas marcharon al cortijo situado en la Cuesta del Molino, término de Lobras. La noche del 29 de septiembre fue obligado a levantarse de la cama, enfermo e inválido, y, mientras desde fuera cerraron la puerta para que las hermanas no pudiesen acompañarlo, lo asesinaron a los pocos metros. Antes había afirmado: Ustedes son testigos que si muero por ser sacerdote, muero con gusto y muero besando la mano del Señor, perdono a mis enemigos y deseo que me perdonen. Vosotras, mis hermanas, no lloréis por mí, mirad qué tranquilo estoy y ya nos reuniremos en el Cielo para no separarnos más.
Sus restos están en el cementerio de Lobras.