La segunda jornada de la I Semana de la Juventud Cofrade sirvió de encuentro entre varios jóvenes cofrades sevillanos y la juventud cofrade granadina. A la cabeza de la delegación hispalense, estaba el Delegado de la Pastoral de Juventud de Sevilla, D. José Francisco Durán.
“Que todos estemos reunidos aquí, es signo de una Iglesia que piensa en los jóvenes”, comenzó diciendo el Delegado sevillano al iniciar el coloquio, al tiempo que se confesaba devoto de la Patrona de Sevilla y miembro de muchas otras Hermandades.
Hermandad y parroquia, una misma cosa
Un error fundamental destacado en la charla es el de, como apuntaron varios de los participantes, separar los jóvenes de una parroquia de la juventud cofrade. “Pues todos los jóvenes tienen alguna vinculación, sino con alguna Hermandad, sí con una imagen o alguna Cofradía”, recalcó D. José Francisco.
Juan Antonio Hospital, Juan Miguel Gómez y Rafael Arévalo, nombre de los tres jóvenes Delegados, dieron testimonio precisamente de lo contrario, de que su vida, si bien muy inserta en la vida de las Hermandades, no se determina exclusivamente a ella. Todos se declararon cristianos comprometidos en otras realidades de la Iglesia, como los Cursillos de Cristiandad, la pertenencia a un comedor social o la asistencia como acólito o catequista en las parroquias.
Juan Antonio, miembro de la Hermandad de la Paz y la del Gran Poder, coincidía en la idea de que las hermandades no “deben de ser institutos cerrados de la Iglesia, grupos sociales para un grupo de personas, deben de ser abiertos”. “La juventud no somos un aparcamiento de los jóvenes que estamos ahí entrenando para cuando llegue el momento tengamos que seguir y continuar. La juventud somos el presente, y llegar a ser ese presente requiere de mucho esfuerzo, trabajo e iniciativa propia”.
El Delegado de la Pastoral de Juventud de Sevilla apuntó igualmente que “el cura no puede tener la visión de que la Hermandad es distinta a la parroquia, la Hermandad forma parte de la identidad y la realidad de la Iglesia local, que en este caso es la parroquia”.
La vida que generan las Hermandades
Durante el coloquio salieron a la luz toda una serie de propuestas y de actividades, de vida, que son capaces de generar estas asociaciones públicas de fieles.
Se dio testimonio de la educación que se lleva a cabo con los jóvenes desde que son muy pequeños, con propuestas como la “pequepriostía” o el “baratillo”, en la que son los más pequeños, ya desde los 2 años incluso, los que se asumen una parte de la responsabilidad en la organización del paso. “Es educar a los jóvenes, y que los propios jóvenes aprendan a educar en la responsabilidad”.
La participación de los jóvenes en las Hermandades, dentro de una sociedad compuesta por una juventud normalmente desmotivada, se convierte en un testimonio excepcional de que vivir con la ilusión de ser protagonista es posible. “Yo desde mi experiencia creo que los jóvenes se sienten útiles y se sienten realizados, valorados y encuentran su sitio”, dijo Juan Miguel Gómez. “En mi caso”, añadió Rafael Arévalo , “voy a mi Hermandad y sé que estoy yendo a mi familia, a mis amigos de toda la vida”. “Yo creo que también tiene que ver la potencia de las imágenes, además del sentirte útil y sentirte Iglesia”, concluyó Juan Antonio Hospital.
Durante el coloquio, no se dejó de defender por tanto la cantidad de cosas positivas que generan las Hermandades tanto para la vida de la Iglesia como de la sociedad. “Nosotros somos un pueblo expresivo, un pueblo que disfruta con la belleza. Eso también deberíamos cuidarlo y tendríamos que darle mucho valor, no desprestigiarlo, que a veces lo hacemos, quitándole valor”, sintetizó el Delegado de Juventud de Sevilla.
Un trocito de Pueblo
El acto concluyó con varias intervenciones del público, que enriquecieron el debate en torno al tema de la asistencia caritativa de las Hermandades a través de las colonias, de la ayuda que prestan a personas discapacitadas, de los frutos evangélicos en forma de confesiones que suponen los pasos de Semana Santa, la fraternidad entre los nazarenos y muchos más.
El arzobispo de Granada, D. Javier Martínez, al igual que el Delegado de la Pastoral de Juventud, D. Javier Ortega, tuvieron su parte, incidiendo en cómo una Hermandad no deja de ser “un trocito de pueblo, de Iglesia”, que no puede convertirse en una organización estéril, que no genera pueblo, como las organizaciones del Estado moderno, que no generan nada, solamente espectadores. Las Hermandades están llamadas a ser, en definitiva, un lugar en el que cualquiera tiene la ocasión de poder sentirse protagonista y de crecer como parte de un pueblo.
Ignacio Álvarez
Delegación de Medios de Comunicación Social
Arzobispado de Granada