La misión en Angola, con D. Francisco Soto, sacerdote diocesano de Churriana de la Vega, que continúa activo entre Granada y este país africano a sus 85 años.
Francisco Soto es sacerdote diocesano, ordenado en 1968. Tiene 85 años con la vitalidad misionera y vocación sacerdotal como si acabara de ser ordenado. Es de Churriana de la Vega, vinculado actualmente a la parroquia de El Carmen y colaborador de la Delegación de Migraciones. Y, aunque ha dedicado tiempo a la labor pastoral en distintas parroquias diocesanas, como Calahonda, Carchuna o en la Alpujarra, su presencia en territorios de misión se cuenta por décadas. Como en El Salvador donde estuvo 12 años, coincidiendo entonces con un grave terremoto que arrastró una ladera hundiendo viviendas y la pérdida de miles de vidas.
Ahora, fuera del ámbito diocesano, su tierra de misión es Angola, donde va y viene, porque su situación actual requiere de revisiones médicas de forma periódica. “Casi estoy más allí que aquí”, explica. “Y mi corazón está más en Angola que en Granada, porque son tantas las necesidades que allí hay y tanta la gente que necesita el apoyo y ayuda, que está todo por hacer”.
Su vínculo con Angola comenzó hace 15 años, cuando por invitación de un amigo de Churriana, conoció la misión de las mercedarias en este país, donde estaba una paisana suya, Ana Rivas. Decidió cambiar y de El Salvador se marchó a Angola.
Con el deseo de animar a otros granadinos a ser misioneros creó una casa de voluntariado, “para que no fuera sólo yo, sino también viniera gente de la diócesis y de aquí de Churriana, y amigos de Calahonda y Carchuna”.
Mientras, para D. Francisco Soto la misión es un bien al alcance de todos: “Qué bueno sería que cada parroquia tuviese una misión en el tercer mundo. Y fuese una pastoral abierta, solidaria, cristiana”, concluye.
MOVIENDO CORAZONES
De esa propuesta para hacer partícipes a otros en la misión ha nacido también una Asociación llamada Moviendo corazones. Con ella, han logrado terminar importantes proyectos en Angola, como un complejo educativo para mil alumnos que han inaugurado el 9 de octubre. “Ayudamos en las aldeas para que trabajen de forma cooperativa el campo y levantando capillas en los barrios periféricos”, explica D. Francisco Soto sobre la tarea que allí llevan adelante.
Angola es un país rico, con petróleo, minerales y diamantes, pero eso no se traslada a la población, que vive con hambre y pobreza. “Mucha miseria y hambre. Muchos niños llegan a la escuela con el estómago vacío. Queremos darle un vaso de leche y unas galletas al menos. Aquí todo está por hacer”, señala.
Para impulsar más proyectos con los que ayudar a los angoleños, especialmente los más desfavorecidos como niños, ancianos, jóvenes y mujeres, la Asociación Moviendo Corazones ha organizado una comida solidaria, que se celebrará el 26 de octubre, a las 14 horas, en el restaurante La Cueva (Avda. Ntra. Sra. de los Dolores. Maracena). Los 35 euros aportados servirán para ayudar en estos proyectos para la misión en Angola. Es necesaria la inscripción previa en el teléfono 651-453-806.
Paqui Pallarés