¿Cómo conociste el Movimiento Focolar?
Conocí el carisma focolar en mi país natal, en Panamá. Fue una experiencia que me impactó mucho, era muy joven y me llamaba la atención como a través del testimonio de miembros del movimiento yo descubrí una forma para vivir en mi vida el Evangelio. Esa idea me motivó a tratar de vivir el Evangelio en las cosas concretas, en la familia. También tuve oportunidad de participar con el movimiento en una marcha internacional en Italia, cuando vi a 10.000 jóvenes de todas partes del mundo que trataban de vivir así, yo sentí que no estaba sola en ese deseo de vivir el Evangelio. En esa experiencia tuve la oportunidad de visitar por primera vez la ciudad internacional de los Focolares en Lopiano, cerca de Florencia y me dije: “un día yo quisiera venir aquí”.
¿Cómo es la ciudad internacional focolar de Lopiano?
Es una pasada desde muchos puntos de vista. 800 personas de todo el mundo que tratan de vivir el Evangelio las 24 horas del día, en el trabajo, estudio, ocio, entonces yo quise hacer esta experiencia para después llevarla a mi país o a donde tuviera que ir. En esos años después de un periodo me preguntaron su quería ayudar en “Gen Verde”. Lopiano es sede del grupo. Yo no tenía mucha experiencia musical pero me dijeron que lo importante para formar parte de “Gen Verde” era querer transmitir un mensaje de paz y de fraternidad a través de la música. Y desde entonces han pasado 17 años desde que formo parte del grupo.
Háblanos del nacimiento del carisma focolar y del origen de esta ciudad internacional en la que vivir el Evangelio…
El Movimiento nació en el año 43 en el contexto de la II Guerra Mundial. Una joven de la ciudad de Trento, Chiara Lubic, sentía que todo su mundo se caía con la caída de las bombas en su ciudad. Y esto le supuso una búsqueda de realmente algún ideal en la vida que no pudiera morir y lo encontró. Sintió en el corazón que Dios le decía que Él era ese ideal. Dios es el único ideal en la vida que no puede morir. Esto pasó a ser un estilo de vida adoptado por otras personas, trataban de vivir cada día una línea del Evangelio y así nació con la participación también de personas de otras religiones y credos porque la paz es un anhelo común de todas las personas.
La ciudad focolar de Lopiano nació de la atracción que comenzó a ejercer en personas de todo el mundo esta forma de vivir el Evangelio y precisamente allí mismo, los jóvenes que vivían en esta ciudadela acogían a las personas que llegaban tocando la guitarra y cantando, esa fue la semilla de “Gen Verde”
¿Qué significa “Gen Verde”?
Significa “Generación nueva”, una generación de jóvenes que esos tiempos posteriores a la II Guerra Mundial querían llevar al mundo un mensaje de paz y fraternidad. Y “Verde” es por el color de la batería.
Estáis en estos días desarrollando el proyecto “Start now” en Granada, ¿de qué se trata?
Dentro de este contexto de transmitir un mensaje de fraternidad, “Star now” surgió de un viaje a Tierra Santa en el que se agruparon para trabajar juntos en talleres musicales jóvenes judíos, cristianos y árabes. Tenemos cosas en común con las que podemos trabajar sin barreras solo tenemos que dar el primer paso, por eso “Star now”. Esta iniciativa que empezó en un país en conflicto es el trabajo con los jóvenes que hemos querido llevar por todo el mundo y que en esta semana estamos desarrollando en Granada a través de talleres de danza, percusión, canto y teatro con el protagonismo de los jóvenes participantes y que culminará con el concierto que tendrá lugar mañana sábado, día 15, en el auditorio Manuel de Falla.
¿Cómo es la vida en común del grupo “Gen Verde” cuando estáis de gira?
Somos diecinueve integrantes de distintos países, todas residimos en Lopiano. Personalmente me considero alguien a quien le gustan los desafíos. A veces el estar de gira parece algo muy bonito y muchas veces no tenemos tiempo de conocer las ciudades en las que estamos pero sí a las personas, sus dificultades y realidades. En estos últimos años hemos estado en Asia, Estados Unidos, varios países de Europa, y Centroamérica.
Entre nosotras cuando subimos a un escenario las dificultades que pueda haber se quedan ahí. Cada una de nosotras somos instrumentos de fraternidad, no nos impulsa la fama ni una vida profesional artística sino ser portadoras de esta fraternidad que tratamos de vivir entre nosotras como parte del movimiento focolar.
También a través de nuestro concierto hemos podido conocer a personas que realmente han tenido una experiencia de conversión al escuchar nuestras canciones. Recuerdo especialmente una chica que estaba pensando abortar por pensar que el mundo no tiene que ofrecer nada bueno a la infancia, después de participar y oír nuestra música decidió abrirse totalmente a la maternidad porque se encendió en ella la esperanza de que hay mucha gente buena.
Desde luego participar en las actividades de estos días es algo que yo recomiendo a todos los jóvenes granadinos.
María José Aguilar
Secretariado de Medios de Comunicación Social
Arzobispado de Granada