De manos del arzobispo Mons. José María Gil Tamayo, tuvo lugar el pasado 2 de septiembre, en una apertura muy deseada por la comunidad parroquial, que celebraba la Eucaristía y atendía su acción pastoral y caritativa durante años en unos locales comerciales.
Con gran gozo y júbilo la comunidad parroquial de El Espíritu Santo, ubicada en la calle Joaquina Eguaras, asistía a la dedicación del nuevo templo, cuyas obras de construcción comenzaron en el año 2015.
Desde el pasado 2 de septiembre, cuando se llevó a cabo la celebración de manos de nuestro arzobispo Mons. José María Gil Tamayo, la comunidad parroquial inaugura un nuevo templo, obra de la arquitecta Elisa Valero, donde continuará su vida comunitaria.
En la liturgica, iluminando las paredes del templo. Foto: Eloy Morales-parroquia del Espíritu Santo (Granada).
LITURGIA
Con gran asistencia de fieles, y concelebrada por parte del clero diocesano, las puertas del templo se abrían para dar inicio al rito de dedicación, liturgia en la que se ungió, incensó, se revistió y se iluminó el altar, donde el pan y el vino son consagrados por el sacerdote en el Cuerpo y Sangre de Jesucristo. Junto al altar, las paredes de la iglesia también fueron ungidas y encendidas sus lámparas. Todo ello como signo del lugar que está completamente dedicado al culto cristiano y de Cristo que es la “luz para alumbrar a las naciones”.
Al día siguiente, ayer domingo, el arzobispo Mons. Gil Tamayo expresaba públicamente su agradecimiento a Dios y felicitaba a los feligreses por la jornada vivida y compartida con la comunidad eclesial del barrio. “Mi acción de gracias a Dios y mi felicitación a los feligreses por la dedicación ayer del bello templo parroquial del Espíritu Santo en Granada, que será un verdadero lugar de encuentro con Dios y de acción evangelizadora en la iglesia del norte de Granada que llenó ayer la nueva iglesia a la que ha contribuido con sacrificio y generosidad. ¡Dios les bendiga!”, expresó D. José María.
UNA APERTURA DESEADA
Dedicación del altar en el nuevo templo. Foto: Eloy Morales-parroquia del Espíritu Santo (Granada).
Fue una dedicación y una apertura muy esperada, ya que en los años anteriores, pandemia incluida, los feligreses participaban de la vida comunitaria parroquial ubicada en unos locales comerciales, que, en ocasiones, impedía que pudiesen concentrarse muchas personas, dado su escaso tamaño.
Hoy, los techos altos y blancos con lucernarios, que recuerdan la advocación que lleva el nombre de la parroquia –Espíritu Santo-, y su campanario con una campana que ya tañe para el barrio del Distrito Norte, nos recuerdan que el sueño de un nuevo templo ya se ha hecho realidad, tras años de espera hasta su construcción final.
“Han sido años de crecer como comunidad parroquial en torno al Señor y en comunión con los hermanos. Han sido vivencias grandes”, explica al Secretariado de Medios de Comunicación del Arzobispado su párroco, el sacerdote claretiano D. Juan Jesús Gea.
La víspera a la dedicación, el pasado día 1, se celebraba la última de las eucaristías en los locales comerciales, habilitados como parroquia. Ese día, “yo le decía a la gente: ‘Sin melancolía, poniendo la mano en el arado como nos dice Jesús, adelante, hacia la misión’”, explica el sacerdote. “Este lugar ha sido para prepararnos, para lanzarnos en este nuevo templo parroquial, que ha sido el gran regalo. Ha sido un tiempo en el que hemos ido creciendo, viviendo un discipulado y viviendo la misión hacia el barrio; haciendo que la parroquia esté entre la gente de nuestro barrio”, subrayó D. Juan Jesús Gea.
Foto: Eloy Morales-parroquia del Espíritu Santo (Granada).
Ahora, con el mismo desafío de seguir siendo una iglesia de puertas abiertas y un hospital de campaña, como ha pedido el Papa Francisco, donde las personas acuden para ser sostenidos y escuchar palabras de esperanza en sus heridas y cargas de la vida, la parroquia del Espíritu Santo continúa con su actividad a través de los distintos grupos que la componen. Desde los grupos de catequesis, para la familia y niños de Primero Comunicación, y los encuentros de primera evangelización con el Grupo Alpha, hasta la acción social y caritativa con Cáritas, la atención a personas sin hogar, el proyecto “Pro clave” de los Misioneros Claretianos o el proyecto que llevan a cabo en Casería del cerro –una zona con grandes carestías-, con el que acogen a niños en un espacio educativos.
La parroquia también acoge a ámbitos vinculados a la familia, como el Proyecto Amor Conyugal o el Movimiento Familiar Cristiano; y otras realidades como la Adoración nocturna y el mundo cofrade con la Archicofradía del Inmaculado Corazón de María.
“Hay una gran realidad pastoral”, recuerda su párroco, que comienza el curso con el deseo de incrementar los días de apertura por las mañanas, para ser ese “hospital de campaña”, donde las personas llegan con sus heridas y encuentran una familia en la vida de la fe.
Paqui Pallarés