El Monasterio de San Jerónimo ha acogido en la tarde del día 8 la vigilia de oración previa a la Beatificación de María Emilia Riquelme y Zayas que tendrá lugar  en la Catedral. Con emoción y espíritu de oración la vigilia comenzó con la conducción por parte de la Superiora de la Congregación, la hermana Mariam Macias, acompañada en el altar por otras hermanas misioneras junto al obispo colombiano Mons. Luis Gabriel Ramírez, nuestro Arzobispo, Mons. Javier Martínez y el Vicario General de la Archidiócesis D. Francisco Javier Espigares.

De esta forma la oración comenzó con una representación teatral de la persona de María Emilia Riquelme seguida de la exposición del Santísimo Sacramento en el altar hacia donde se direccionaron todas las miradas para orar ante Jesús Sacramentado, centro de la espiritualidad de María Emilia.

Posteriormente la Palabra de Dios llegó al altar portada por peregrinas brasileñas y posteriormente se hicieron las lecturas acompañadas por las palabras de Mons. Javier Martínez:

“Somos unos privilegiados por tener a la Madre Riquelme, por tener a sus hijas en medio de nosotros. Somos Iglesia y el Señor cumple su promesa de estar siempre con nosotros. Somos una misma familia, un mismo cuerpo, aunque muchos de nosotros no nos conozcamos”, afirmó nuestro arzobispo.

TESTIMONIOS VIVOS DE LA INTERCESIÓN DE MARÍA EMILIA

Durante la oración tuvieron lugar varios testimonios sobre la acción e intercesión de Madre Riquelme en la vida de sus devotos entre los que compartió su experiencia Mons. Luis Gabriel Ramírez, cuya vocación sacerdotal está íntimamente ligada a las Misioneras del Santísimo Sacramento:

“El señor se sirve de instrumentos y espera de nosotros la correspondencia. Yo conocí a las hermanas a los 8 años y desde entonces la adoración no ha faltado en mi vida. Aún recuerdo un día de Corpus cuando una de las misioneras me preguntó si quería ser sacerdote y como tal siempre he procurado hacer de mi vida una Eucaristía. La noche anterior a que me comunicasen que me habían nombrado obispo yo soñé con María Emilia. Por ello mi escudo episcopal no podría ser otro que el de las hermanas y mi lema el de María Emilia: “Caridad, humildad y sencillez”.

También la Postuladora de la Causa de Beatificación, Silvia Correale, después de más década de trabajo sobre la santidad de la Madre Riquelme la definió como una mujer “enamorada de Cristo” que siendo privilegiada en su clase social y estudios supo dar el paso hacia el hermano viendo a “Cristo sufriente”.

DEVOCIÓN A LA VIRGEN DE LA ANTIGUA

La Vigilia contó con la presencia en el altar de la imagen réplica de Nuestra Señora de la Antigua, primera patrona de Granada, a la que María Emilia Riquelme tenía mucha devoción y que dada la singularidad de la ocasión fue trasladada al Monasterio de San Jerónimo para presidir la vigilia aún estando en proceso de finalización de la talla, obra del escultor granadino Ángel Asenjo Fenoy

María José Aguilar
Secretariado de Medios de Comunicación Social
Arzobispado de Granada