Evangelio:
Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la de Cleofás, y María Magdalena. Jesús, al ver a su madre y junto al discípulo al que amaba, dijo a su madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”. Luego, al ver al discípulo: “Ahí tienes a tu madre”. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio. Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dijo: “Tengo sed”. Había allí un jarro lleno de vinagre y sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo: “Está cumplido”, e inclinando la cabeza entregó el espíritu.

Oración:
Señor, Jesús, Cristo de la Buena Muerte. Hoy, Viernes Santo, celebramos tu y Pasión y tu Muerte con la certeza de que estás vivo, estás resucitado, glorioso. Estás con nosotros. Has vivido y has entregado la vida con sed. Tú eres la fuente de la vida. Tú has tenido y tienes sed de nuestra vida, de nuestra vida, de nuestra dicha, de nuestro amor, de nuestra grandeza, de nuestra felicidad. Tú has venido para que cada hombre y cada mujer tenga una vida plena, una vida perdurable, una vida eterna. Hoy te miramos clavado en la cruz. Creemos en Ti. Tú eres el Señor, el Mesías, el que has muerto y has resucitado y nos acompañas en nuestro caminar.

Enséñanos a caminar contigo, amando y sirviendo, dando vida, como lo has hecho Tú. Bendice, Señor, a todos los hermanos de esta cofradía, que procesionan hoy tu imagen en la cruz. Que por la fe gocen siempre de tu amor. Bendice también Señor a esta ciudad y de una forma especial a la Iglesia aquí en Granada, y en el mundo. Junto a ti Señor en esta tarde de Viernes Santo, un recuerdo especial en este día para tantos cristianos que son perseguidos y martirizados en tantos países. Llénalos, Señor, de fortaleza.

Padre Nuestro que estás en el Cielo,
santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu Reino.
Hágase tu Voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación
y líbranos del mal.
Amén

Juan Gutiérrez
Deán del Cabildo de la Catedral