El 13 de abril.
El pasado sábado fue consagrado el altar de la iglesia de las Comendadoras de Santiago en una eucaristía presidida por Mons. José María Gil Tamayo, junto con otros sacerdotes diocesanos. Estuvieron presentes también autoridades y fieles cercanos a la comunidad, que quisieron compartir con ellas este día tan especial.
En esta celebración se colocaron las reliquias dentro del nuevo altar, en este caso concreto, reliquias de apóstoles, y se ungió con el Santo Crisma. A continuación, para la celebración de la eucaristía, se limpió y se revistió con manteles, adornándolo con velas, que representan la luz de Cristo.
Fue un día de acción de gracias, como incidió Mons. Gil Tamayo en su homilía, porque gracias al altar nos consagramos con Cristo. Es el lugar donde podemos llevar “nuestros sufrimientos, nuestras contrariedades, nuestras dificultades…” y hacernos uno con Cristo. Porque “el altar es la mesa de la que nos alimentamos del Cuerpo de Cristo” y “sin la eucaristía, como decían los primeros cristianos, no podemos vivir”.
La misa finalizó entonando el “Regina caeli” a la virgen. Fue una ceremonia íntima, elevada por las voces de las hermanas de las Comendadoras de Santiago, muy ilusionadas por esta celebración.
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