Muchas personas de Granada y muchas personas con hambre de Dios y con confianza en que la Virgen les puede suponer un bien en su vida y una ayuda en su vida, nos acercamos con los gozos de tantas personas que tienen motivos –los tenemos todos- de dar gracias a la Virgen por su ayuda, por su protección. Pero nos acercamos también con tanto dolor y con tantas angustias, con tanta pena como hay en nuestras familias, en nuestras casas, en el mundo entero en estos momentos. En la ofrenda de nuestras flores somos como portadores de ese dolor. Somos también portadores de un amor que suplica y de un amor que da gracias.
Una de las cosas bellas de esta tarde es que junto a Nuestra Madre todos estamos unidos. No hay diferencias de clase. No hay diferencias de puesto social o de responsabilidad en la vida. No hay diferencias de ideología. Somos todos hijos de Ella y todos deseamos lo mejor para todos. Y nos sentimos una única familia a los pies de la Virgen y junto a Ella.
Ojalá podamos reflejar en la vida eso que esta tarde se hace visible cuando todos nos juntamos para honrar a la Virgen de las Angustias. Y que en todos los trabajos, en todas las circunstancias de la vida podamos vivir ese estilo de familia, de amistad, de afecto mutuo que caracteriza esta tarde.
Que la Virgen nos bendiga a todos.
+ Javier Martínez
Arzobispo de Granada
15 de septiembre de 2016
Basílica de Ntra. Sra. de las Angustias