La histórica abadía del monte del Valparaíso, sirviéndose del permiso especial concedido por la Conferencia Episcopal Española, pudo albergar una nueva celebración litúrgica según el rito tradicional hispánico, en el día del Corpus Christi.
El Arzobispo de Granada, Mons. Javier Martínez, presidió la celebración junto al Abad, D. Alberto Espinar, así como el párroco de la Abadía, D. Antonio Fernández. A estos miembros del Cabildo Sacromontano se unieron algunos de los seminaristas de San Cecilio, y todo el resto de la asamblea congregada, que asistió igualmente a la celebración del sacramento de la Primera Comunión de cuatro chicas.
Para la celebración de la Eucaristía según este rito que usaron los cristianos de la península hispánica desde los siglos del Imperio romano hasta la época de dominación musulmana, los fieles contaron con la ayuda del Coro de la Abadía del Sacromonte, ayudando a participar de esta liturgia que hace patente claramente un diálogo entre la comunidad y su Señor y Salvador, Jesucristo.
TRADICIÓN VIVA
Durante su homilía, el Arzobispo de Granada, D. Javier Martínez, quiso reflexionar dada la ocasión sobre la importancia de la tradición para el ser humano, siendo la Iglesia la que transmite la mayor de las “tradiciones vivas” por excelencia.
Haciéndose eco del magisterio del Papa San Juan Pablo II, advirtió que el hombre no es un ser que pueda vivir sin tradición, pues “sin la tradición es casi imposible ni siquiera el pensamiento, el florecimiento del pensamiento humano, porque el pensamiento, incluso la ciencia, se desarrollan en el marco de una comunidad científica y en el marco de una tradición que transmite el acervo de saber”, apuntó.
Como paradigma para la forma de ver el mundo del hombre contemporáneo, la Iglesia es en ese sentido “la pertenencia a una tradición, la pertenencia a un Pueblo antes que nada”, recalcó. “No son unas ideas o unas creencias que podríamos tener cada uno a nuestro gusto, o a nuestra manera. Ni siquiera son una serie de costumbres morales, todo eso viene derivado. El hecho de ser cristiano es el hecho de incorporarse a un pueblo y ese pueblo es, al mismo tiempo, el Cuerpo de Cristo”, concluyó.
Así, un rito como el hispano-mozárabe, no es algo del pasado, sino que forma parte de esa tradición viva que todos estamos llamados a vivir, pues en ella se sigue transmitiendo la incorporación a ese Cuerpo de Cristo que conformamos todos los cristianos. Y celebrar el Corpus significa “celebrar la presencia real de Cristo en la Eucaristía, pero igualmente en la Iglesia, en todos los sacramentos, en la Palabra de Dios”, insistió D. Javier Martínez.
AFERRADOS CON ÉL
Tras la Eucaristía llegó el turno de la procesión eucarística, que formó cortejo para recorrer el claustro de la abadía acompañadas principalmente por la Cofradía del Cristo del consuelo y Nuestra Señora del Sacromonte, haciendo varias paradas, entre otras, ante la imagen de María Inmaculada.
Este itinerario procesional concluyó con la bendición final con la custodia ante toda la Asamblea de vuelta a la Iglesia Colegial. Tras observar varios pétalos de rosa arrojados al Santísimo durante la procesión y que habían quedado en el borde de la custodia, Mons. Martínez terminó diciendo: “así como estos pétalos han quedado sujetos por la custodia, así nos aferra el Señor a cada uno de nosotros para siempre”.
Ignacio Álvarez
Secretariado de Medios de Comunicación Social
Arzobispado de Granada