Nació en el seno de una familia cristiana del s. XV de la Hungría de Buda. Desde joven pidió ser admitido en el convento en Santa María Nova pero lo rechazaron, por su falta de formación y su tartamudez. Lo intentó una segunda vez y la insistencia hizo que los frailes pasaran por alto las dificultades y probaran hacer carrera en la orden.
Su noviciado fue un encuentro de la gracia de Dios: el silencio, la oración y su esfuerzo le hicieron aprovechar bien el tiempo, forjando en él una piedad sólida, obediencia a sus superiores, además de terminar siendo buen estudiante de las ciencias religiosas. Goza de un talante natural simpático, agradable y servicial. Disfruta además pintando en los libros con dibujos exquisitos escenas de la vida de Jesús.
Ordenado sacerdote predicador, tiene dificultades de expresión. No sabe hacer bien los sermones. Se siente curado de la torpeza en la dicción en Siena, cuando lleno de tristeza, pide a la santa Catalina por amor a Dios, la curación. A partir de entonces Siena, Florencia, Venecia y muchas ciudades y villas de Italia le escuchan predicar. Sus palabras no siempre son bien recibidas y es objeto de burlas y persecución.
Le obsesiona la idea de renovar los conventos. La peste de 1384 ha asolado los monasterios; en el suyo de Santa María murieron en cuatro meses setenta de sus frailes; el resto no se encontraba con fuerzas para vivir en el rigor primero de la Orden. Lo eligen prior de los conventos de Santo Domingo de Venecia, Città di Castello, el de Fabriano y otros que ansían la reforma. Llega a ser también vicario general de todos los conventos observantes del estado de Venecia.
A pesar de su empeño, comprende que lo importante está en la juventud y a ella se dedicó fundando un noviciado en Cortona; ahora sí se podrían poner las piedras claves donde pudieran los jóvenes apoyar el espíritu que no quiere saber de improvisaciones.
No supo ni quiso permanecer al margen de los gravísimos problemas que tenía en su tiempo el universo mundo católico, interviniendo muy directamente en su solución trabajando con todas sus fuerzas. Papas y antipapas, concilios y elecciones inválidas. Pisa y Constanza. Tres tiaras a un tiempo. Confusión y desorden con desorientación, apostasías y relajos. Tantos años, tantos apegos, tantos sufrimientos, tanta desunión, tan gran mal. Él se puso a rezar y a hacer y a hablar con unos y con otros, y a hacer gestiones y a conseguir compromisos y …obispo y cardenal ya, inicia gestiones al más alto nivel. Tres renuncias de papas y antipapas obtuvo para poder elegir al nuevo Sumo Pontífice, que devolviera a la Iglesia la unidad y la paz y que fue Martín V.
Al leer la renuncia pública del verdadero papa Gregorio XII, él mismo se despojó ante los presentes de sus insignias cardenalicias, en señal de renuncia al cardenalato, yéndose a ocupar un sitio entre los obispos, con lo que se ponía de manifiesto la ausencia de toda intención de medrar. Murió humilde y santamente el 10 de junio de 1420.