También llamado Francis, nació en Temple-Broughton, cerca de Worcester, el 13 de enero de 1590; y murió en Londres, el 11 de diciembre de 1643. Cuando Arthur tenía ocho años murió su padre y su madre le puso a cargo de su hermano Francisco Daniel, un hombre de gran riqueza, estudio y piedad, que le envió a la edad de veinticuatro años al Colegio Inglés en Saint-Omer, de allí se fue a España para continuar y completar sus estudios. Después de haber sido ordenado sacerdote, recibió el hábito de la Orden Franciscana en Segovia, el 8 de agosto de 1618, y poco después de la finalización de su noviciado fue llamado para trabajar en la restauración de la provincia franciscana de Inglaterra. Fue uno de los primeros miembros de la comunidad franciscana en Douai, donde posteriormente cumplió tareas como tutor y profesor de hebreo. En 1632 Bell fue enviado a Escocia como primer provincial de esa Provincia Franciscana, pero sus esfuerzos para restablecer la Orden en Escocia no tuvieron éxito y en 1637 regresó a Inglaterra, donde trabajó hasta noviembre de 1643, cuando fue detenido como espía por las tropas parlamentarias en Stevenage, Hertfordshire, y enviado a la cárcel de Newgate.
Las circunstancias de su juicio muestran la singular devoción de Bell y su deseo de sufrir por la fe. Cuando recibió la condena a ser descuartizado, se dice que se prorrumpió en un solemne Te Deum y agradeció a sus jueces profusamente por el favor se le conferían al permitirle morir por Cristo. La causa de su beatificación fue introducida en Roma en 1900, y fue finalmente proclamado beato por SS Juan Pablo II el 22 de noviembre de 1987.