Mons. Javier Martínez, Arzobispo de Granada, ha bendecido esta mañana a los motoristas de 170 motocicletas “Harley Davidson”, junto a sus motos, dentro de la iniciativa organizada por el Club Hotel Robinson Playa Granada, que realizarán los motoristas recorriendo gran parte de los rincones de Granada y Andalucía.

La oración del Arzobispo ha tenido lugar en la Plaza de Alonso Cano, junto a la Santa Iglesia Catedral, dirigida a los motoristas, procedentes de Alemania.

Los motoristas han llegado esta mañana desde Motril para recibir la bendición de manos del Arzobispo y realizarán un recorrido por algunas zonas de la ciudad en dirección a la Abadía del Sacromonte, que finalizarán en el Centro Comercial Serrallo Plaza, donde se expondrán las motos.

Asimismo, junto a Mons. Javier Martínez han pronunciado unas palabras los distintos representantes de agrupaciones de “Harley Davidson” de Europa, entre ellos el responsable de la agrupación de motoristas de “Harley Davidson” de España, Portugal y Andorra.

El Arzobispo ha dirigido la bendición a los motoristas en inglés: “Es una bendición para mí estar con vosotros esta mañana, y espero que sea una bendición para todos nosotros. Vuestrobendicion harley1 hobby, vuestras motos significan un completo camino de vida que une a mucha gente, y también significa una relación de amistad para todos vosotros, que se convierte en una comunidad. Estoy muy contento de bendecir esta comunidad, vuestra amistad y a todos vosotros. Y también encomiendo al Señor que os bendiga a cada uno de vosotros, a cada uno de vuestras familias, y también vuestros caminos por todo el mundo, que llevéis humanidad, amistad, paz, bien, una humanidad mejor, un mundo mejor, que tenemos que construir todos juntos. Este es mi deseo para todos vosotros. Me han pedido que bendiga las motos, pero yo creo que es más importante que os bendiga a vosotros, y después a las motos”.

Mons. Javier Martínez explica el sentido de este acto: “Es un puente entre seres humanos, que aman viajar y aman al mismo tiempo al encontrarse con mucha gente y luego forman una especie de familia entre ellos. Pues, Dios mío, poder encontrarse con ellos y que puedan encontrar que Dios nos mira a todos con afecto, con amor, con misericordia, me parece una cosa preciosa. Todas las ocasiones que haya, eso es lo que hace un pastor, ser puente entre Dios y los hombres, los hombres viven y están donde están. Donde haya hombres, allí puede acercarse un pastor a desear a todos el amor de Dios”.