“PROYECTO RAQUEL”
En el ámbito de la familia está el “Proyecto Raquel”, para cuya puesta en marcha se ha organizado un curso de preparación de personas que asuman este Proyecto de ayudar y acompañar a mujeres que han abortado y arrastran consigo la herida del aborto. “Eso sucede en todas nuestras ciudades muchísimo, y hay muchísimas mujeres que llevan esa herida en el corazón, que les cuesta hablar de ello”, afirmó Mons. Martínez. En este sentido, el Arzobispo de Granada subraya la importancia de encontrar “unos espacios, unos grupos” donde esas mujeres “puedan llorar su dolor, compartir su dolor, y saberse que son abrazadas por el Señor y abrazadas por sus hijos. Sus hijos ya le han perdonado siempre”.
DAR DE BEBER AL SEDIENTO
Asimismo, para el mes de febrero como obra de misericordia en la que estará implicada la Archidiócesis, con un esfuerzo común de todos, en comunión, es “dar de beber al sediento”, con la construcción de un pozo de agua en un país que sufre la carestía de este bien primordial y básico para la subsistencia humana.
Por otra parte, y como gesto particular de caridad por parte de cada uno, Mons. Martínez animó a los fieles a “usar el agua con responsabilidad y no derrochar el agua que no necesitamos”.
DAR DE COMER AL HAMBRIENTO
En este sentido, los meses de enero y febrero –los dos primeros meses del nuevo tiempo jubilar extraordinario de la misericordia- el Arzobispado propone “dar de comer al hambriento”, como obra de misericordia corporal, y “enseñar al que no sabe”, como obra de misericordia espiritual.
Mons. Javier Martínez recuerda que desde Cáritas o el Economato Solidario encargado a las hermandades y cofradías de Granada, que lleva precisamente la advocación de la Virgen de la Misericordia, es posible ayudar aportando alimentos para dar de comer al hambriento. Al mismo tiempo, el Arzobispo de Granada lanza una pregunta a los fieles y les invita a aportar alimentos a aquellos vecinos o mendigos que encontremos que necesitan comer. “¿Por qué no pensamos cada uno en algún vecino que conozcamos, en algún mendigo que tengamos cerca, y le bajamos una cestita de Navidad, o una colección de productos de Navidad y de paso hablamos con él?”, es la sugerencia del Arzobispo de Granada.
En este sentido, Mons. Martínez subraya que es una obra de misericordia dar de comer al hambriento, al mismo tiempo que nos interesamos por la vida de esa persona o familia que pasa hambre, con preguntas sencillas como cuál es su situación, su nombre, dónde está su familia, etc. “Son nuestros prójimos”, insistió el Arzobispo, al mismo tiempo que animó a la “revolución del amor”, siguiendo así la invitación del Papa Francisco “cuando nos dice que hagamos ruido y no tengamos miedo”. “Si cada uno de los que estamos aquí nos acercamos a una persona, ¿os imagináis qué revolución? Es la revolución del amor, la revolución de Pentecostés”, afirmó Mons. Javier Martínez a los fieles congregados esta mañana en la S.A.I Catedral para la Eucaristía de apertura del Jubileo Extraordinario de la Misericordia. Y ante el temor a ser rechazamos por ese prójimo al que queremos ayudar, el Arzobispo indicó que no hay que temer ni escandalizarse ante esta posibilidad: “Tantas veces le hemos dicho nosotros al Señor que no queremos su amor, ¿por qué nos vamos a escandalizar que un ser humano nos lo diga?”.
CALENDARIO DIOCESANO DE LAS OBRAS DE LA MISERICORDIA
Las obras de la misericordia, tanto corporales como espirituales, propuestas por el Arzobispado para la Archidiócesis de Granada a practicar durante este año quedan así distribuidas por meses: diciembre y enero, “Dar de comer al hambriento” y “Enseñar al que no sabe”; febrero, “Dar de beber al sediento” y “Dar buen consejo al que lo necesita”; marzo, “Vestir al desnudo” y “Perdonar las injurias”; abril y mayo, “Visitar y cuidar a los enfermos” y “Consolar al triste”; junio y septiembre, “Redimir al cautivo” y “Sufrir con paciencia los defectos del prójimo”; julio y agosto, “Dar posada al peregrino” y “Corregir al que yerra”; y, finalmente, octubre y noviembre, “Enterrar a los muertos” y “Rogar a Dios por vivos y difuntos”.
CONCLUSIÓN
“Empieza un año precioso. Empieza una oportunidad de conversión y empieza una oportunidad de luz para el mundo. No la dejemos pasar. No perdamos esta ocasión que el Señor nos da, que es un bien para nosotros en primer lugar, porque amando se crece en el amor. Quien ama es más capaz de disfrutar el amor”, concluyó Mons. Javier Martínez en su homilía pronunciada en la Eucaristía celebrada esta mañana en la S.A.I Catedral con la que se ha inaugurado el Año de la Misericordia y el Jubileo Extraordinario.