PRESENTACIÓN DE LAS OBRAS

A la presentación de ambas obras, así como el boceto del “Cristo de la Paz” que también se expone, han acudido el Delegado para el Patrimonio Cultural del Arzobispado de Granada y párroco de Santa María de la Encarnación, D. Antonio Muñoz Osorio; el profesor de Bellas Artes de la UGR y discípulo y biógrafo del artista, D. Luis Ruiz Rodríguez, que descubrió los pedazos del cuadro roto por el artista; y el restaurador D. José Luis Aranzada, encargado de recomponer y recuperar los fragmentos.

El Delegado para el Patrimonio Cultural del Arzobispado y párroco de Santa María de la Encarnación, donde se exponen las obras, subraya que se trata de “dos obras magníficas exponentes de lo mejor del arte religioso del siglo XX”, así como un acto de justicia con el pintor para recuperar su memoria y que los granadinos y visitantes conozcan al autor. “Es una inmensa alegría que esté en esta iglesia para que pueda ser contemplado tanto por granadinos como por visitantes”, explicó D. Antonio Muñoz Osorio, al mismo tiempo que alaba y reconoce “la generosidad” de la familia que lo ha cedido “a cambio de nada para que pueda ser contemplado”.

CRISTO DE LA PAZ
Este cuadro, expuesto en una de las capillas del templo y junto a él uno de los bocetos que el artista utilizó para pintar el Crucificado, es conocido también como “Cristo de Kennedy” porque en la parte inferior del cuadro, bajo los pies de Cristo, aparece la imagen del presidente de Estados Unidos, lo que supone el particular homenaje del pintor al presidente católico asesinado, como figura clave de la sociedad internacional en su momento y de trascendental importancia en el orden político. Este cuadro es el “cuarto Cristo” del artista, que fue destruido por el propio autor y, posteriormente, recompuesto y restaurado.

La escena representa a Cristo crucificado, cuya cabeza está rapada recordando a los presos de los campos de concentración y coronada con unos enormes ramajes de espinos. La figura entera se encuentra inclinada hacia delante y con las piernas cruzadas y atadas, y el brazo derecho está descoyuntado por el peso del cuerpo que cae hacia la izquierda.

PAZ Y GUERRA
Esta obra de grandes dimensiones, que está expuesta en la sacristía de la iglesia, es una representación desgarradora, en clave surrealista, de una inquietante visión apocalíptica del mundo actual. Puede interpretarse como un gran mosaico donde se patetiza la fragilidad del ser humano ante el drama de la propia humanidad, la guerra, la destrucción y la muerte.

El cuadro se llama también “Quien me librará de este cuerpo de muerte”, tomado literalmente de la cartela grafiada que se presenta sobre la cabeza de la figura central del cuadro. Ese hombre, anónimo, es la Humanidad y aparece representado fragmentado y roto. La cabeza rapada, separada del cuerpo, levanta la mirada en angustioso gesto de súplica. En el centro del hombre y del cuadro aparece un marco, también destruido, que encierra la visión apocalíptica de la Tierra en el momento mismo de su destrucción. No obstante, el cuadro se concibe como un canto de esperanza frente a la Humanidad cargada de odio y sangre, de ahí la leyenda “Pacem in terris”, que alude a la encíclica de San Juan XXIII, cuya efigie también aparece. El cuadro refleja la paz anhelada y ésta aparece representada por una nívea paloma y unas espigas de trigo y amapolas.

EL AUTOR
Benito Prieto, natural de Ribadeo (Lugo), vivió durante muchos años en Padul, localidad muy cerca de Granada donde realiza la parte más significativa y emblemática de su obra, como sus versiones de Cristo en la Cruz. Prieto Coussent es un artista obsesionado con desarrollar una visión nueva y original de un Cristo crucificado, frente a la idealización de la figura humana de Cristo en la historia del arte. El artista fue incomprendido por sus representaciones del Cristo crucificado y, preocupado por representar de forma fiel la crucifixión, se documentó sobre la Pasión de Cristo para conocer cómo sucedió en realidad.