D. José Muñoz Calvo, más conocido en su familia como “Pepito”, nació en Alhama de Granada, en 1913. Los que le conocieron aseguran que era un hombre muy jovial y alegre, con corazón de apóstol por lo que presidió a los jóvenes de la Acción Católica.
Dedicado también a la catequesis y a la ayuda al servicio de su parroquia en Alhama, con cuyo párroco, el también Siervo de Dios Pedro Ruiz de Valdivia, con el que compartiría martirio. El 25 de julio, en la festividad de Santiago Apóstol, en un clima muy tenso en la localidad fue a servir y ayudar al párroco en la Eucaristía, sería la última.
El 27 de julio fue detenido, cuando le preguntaron sí era el presidente de Acción Católica no dudó en afirmarlo y fue llevado a la cárcel junto a otros compañeros. Su madre nunca pudo ir a visitarle ya que el padre del mártir tenía una grave enfermedad que necesitaba de sus cuidados. Especialmente la madre del mártir es la que más sufrió por su detención y muerte.
“Mi abuela era una persona fabulosa, mi tío también tal y como me contaban sus hermanas. Toda mi familia perdonó a todos aquellos que le quitaron la vida, sin reproches”, asegura Ana María Calvo Muñoz, sobrina del próximo beato.
Pocos días después, el 30 de julio, fue conducido junto a un grupo a la carretera que va desde Alhama a Loja. Tuvo palabras de ánimo para los que lo acompañaban hasta su último aliento. Sus últimas palabras fueron: “Muramos tranquilos, somos católicos y nuestro único delito es serlo. Vamos a ser mártires de Cristo. ¡Viva Cristo Rey! Tenía 23 años.
Su familia espera contenta la próxima beatificación de “Pepito” que tendrá lugar junto a otros 15 mártires granadinos el próximo sábado, 26 de febrero, en la Catedral de Granada.
Ignacio Álvarez
Secretariado de Medios de Comunicación Social