Me llamo Alejandro Pablo Anguís Rodríguez y soy párroco de la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen de Motril, más conocida como parroquia del Puerto. Esta parroquia se organiza en tres núcleos de población en la costa de Motril: El Barrio de Varadero en el Puerto de Motril, Santa Adela y Playa Granada. En este tercer barrio es donde se sitúa la Iglesia de Santa Josefina Bakhita.

Playa Granada es un barrio residencial en periodo de transformación. Nace como barrio de veraneo, donde se edifican urbanizaciones y campos de golf alrededor del edificio más antiguo del barrio: la residencia de verano de los reyes de Bélgica Balduino y Fabiola. En torno a Villa Astrida se levanta un barrio que ha pasado de su origen de barrio de veraneo a barrio residencial, con 1300 vecinos. En el centro del barrio, al pie del mar Mediterráneo, se levanta la iglesia de Santa Josefina Bakhita.

El motivo de la dedicación de la iglesia a Santa Josefina se debe a la situación de la misma: al pie del mar mediterráneo, paso de los inmigrantes africanos a nuestras costas buscando una vida digna que se les escapa en su tierra. A escasos dos kilómetros se encuentra el Puerto de Motril, donde se recibe a los supervivientes de las pateras que alcanzan nuestras costas. Por este motivo, se decide dedicar la iglesia a nuestra santa. Hay un vínculo quizá más fortuito, pero que no quiero dejar de señalar. La iglesia se sitúa justo frente a Villa Astrida, residencia de verano del rey Balduino y la reina Fabiola. Si bien ellos no conocieron la iglesia edificada, sí habría que destacar la preocupación profunda que Balduino y Fabiola compartían por la situación de los inmigrantes que comenzaban a llegar a Europa. Por tanto, en este barrio ya se tenía un poco la mirada puesta en la situación de nuestros hermanos de tierras más allá del estrecho.

La presencia de Santa Josefina Bakhita en Playa Granada ha influido en la espiritualidad motrileña, de forma muy especial en los que se han acercado a conocer la iglesia. En este templo, que destaca por su sencillez, llama mucho la atención la imagen de Santa Josefina. Representada como esclava, con el atuendo propio de Sudán, y con las cadenas de esclavitud junto a la imagen, Santa Josefina interpela al que la contempla desde que entra por la puerta. En estos meses como párroco han sido muchas las ocasiones en que los fieles que entran a la iglesia se acercan a preguntar por la imagen de la santa. Y en todas estas ocasiones, el testimonio de vida de santidad de Josefina Bakhita conmueve a quien lo escucha, y despierta el deseo de responder a la llamada a la santidad de todos. Una llamada que descubren asequible a todos, universal, y no reservada a unos pocos.

El ejemplo de Josefina de entrega a Dios desde su estado laical de vida, impulsa el ardor apostólico en los fieles que conocen su vida. Entre comillas, “es una santa como todos nosotros”. En los fieles que celebran asiduamente en esta iglesia, el ejemplo de Santa Josefina, titular de la iglesia y por tanto “Patrona”, les lleva a tenerla presente como intercesora y modelo en el camino de la fe. Su vida es conocida por los fieles, que se preocupan de darla a conocer a través de unos trípticos preparados por ellos.

Así mismo, la imagen de santa Josefina nos invita a no quedarnos perplejos en la fe, sino que nos impulsa a vivir una fe dinámica que mira cara a cara a las esclavitudes de nuestro tiempo, y que pone todas nuestras capacidades al servicio del hermano que busca libertad. A nadie deja indiferente la representación de santa Josefina como esclava, y nos hace no olvidarnos de la esclavitud a la que se ven sometidas muchas personas de nuestro tiempo fuera del templo en el que celebramos. Y al mismo tiempo, Santa Josefina nos invita a no olvidarnos que la liberación del pecado y la muerte que celebramos en la Eucaristía, obra de Cristo, debe impulsarnos a los cristianos a erradicar las esclavitudes que restan dignidad a las personas y los alejan de vivir la libertad de los hijos de Dios, para la que estamos hechos.

En conclusión, la iglesia de Santa Josefina Bakhita, en Playa Granada (Motril), es imagen y testimonio. Imagen, porque nos pone delante que la salvación de Dios pasa por liberar a la humanidad de la esclavitud para llevarla a vivir en la libertad de los hijos de Dios (como hizo en la vida Santa Josefina). Testimonio, porque la obra de Dios en la vida de Santa Josefina no es un hecho aislado, sino que Dios quiere seguir liberando a los hombres y mujeres de nuestro tiempo de todas las ataduras que les restan dignidad y libertad; y en esta obra, el Señor cuenta con nosotros, invitándonos en cada Eucaristía a vivir nuestro compromiso bautismal, con la fuerza de la fe.

Que Santa Josefina Bakhita interceda por nosotros para que, respondiendo a la llamada del Señor que nos ha liberado del pecado y de la muerte, corramos al encuentro del hermano esclavizado para anunciarle la libertad de los hijos de Dios.

Alejandro Pablo Anguís Rodríguez