Fecha de publicación: 24 de junio de 2022

Las puertas de Nantes fueron abiertas al invasor normando, pueblo pagano y feroz, por Lamberto, un traidor del lugar, que condujo a los invasores a la ciudad, para el pillaje y la captura de vencidos. La iglesia catedral de Nantes se convirtió en ese momento, en 1843, en el refugio natural de la población, que llenaba el templo. El 24 de junio el obispo celebraba misa cuando, en el momento de cantar “elevemos el corazón”, los normandos irrumpieron allí, y masacraron al pueblo, al clero y al propio obispo Goardo.

El santo obispo -a quien un escritor de su época llama “hombre inocente y lleno de piedad”- gobernaba la sede posiblemente desde el 837, cuando aparece mencionado por primera vez en un documento contemporáneo. Su cuerpo muerto fue rescatado por algunos cristianos piadosos y trasladado a Angers, donde estuvo escondido hasta 1523 en la Colegiata de San Pedro, año en que las reliquias fueron solemnemente reconocidas, y se halló una placa de plomo con la inscripción: Humilde Goardo, padre y mártir de los nanteses. Por desgracia estas reliquias no sobrevivieron al furor revolucionario del siglo XVIII.

Su nombre aparece escrito con muchísimas variantes: Gunhardo, Gohardo, Guthardo, Guntbardo, Cohardo, y varias formas más. Se da por entendido que en la celebración del santo obispo se conmemora también toda la gesta martirial anónima de esta ciudad en esa ocasión.