Fecha de publicación: 4 de octubre de 2020

El 3 de octubre de 1226 subía al Cielo el “loco de Asís”, San Francisco. Fundador de la orden franciscana y patrón de los animales. Este santo ciertamente cambió una época y la fisionomía de la Iglesia hasta el día de hoy.

Nació en la localidad de Asís hacia 1181, San Francisco de Asís vivió una juventud llena de juerga y diversión. Tras participar en una batalla entre las ciudades de Asís y Perugia, Francisco fue capturado y encarcelado un año. Allí se dice que tuvo su primer encuentro con Dios.

Abrazó la pobreza como ningún otro santo en la historia y vivió una vida evangélica, predicando a todos el amor de Dios. Al poco de empezar a vivir como fraile pobre, recibió los famosos estigmas y aquella visión en la que Dios le exhortaba a que renovara su Iglesia.

En la Porciúncula empezó su orden franciscana, abrazando la pobreza y viviendo en cabañas. Nunca aceptó en posesión el terreno que les cedió para ello la orden franciscana. Les decía a los frailes: ¨Todos los hermanos procuren ejercitarse en buenas obras, porque está escrito: ‘Haz siempre algo bueno para que el diablo te encuentre ocupado’.

Acostumbraba llamar a su cuerpo “el hermano asno”, porque lo consideraba como hecho para transportar carga, para recibir golpes y para comer poco y mal. Se sabe que poco antes de morir le pediría perdón a su propio cuerpo por haberlo tratado tan mal.

Junto a Santa Clara fundó la rama femenina de la orden, las Damas Pobres, más conocidas como las clarisas. Años después, en 1221, se crearía la orden tercera con el fin de acoger a quienes no podían abandonar sus obligaciones familiares. La orden franciscana, de los Hermanos Menores, se extendió pronto por Europa. Además San Francisco se sintió llamado a llevar la evangelización más allá de las tierras cristianas propiciando, tras muchos intentos fallidos, su visita a Siria y Egipto. Famoso su encuentro con el sultán Al-Kamil que, aunque no logró convertirse, quedó tan impresionado que le permitió visitar los Santos Lugares.

Sus sufrimientos no afectaron su profundo amor a Dios y a la Creación: precisamente entonces, hacia 1225, compuso el maravilloso poema Cántico de las criaturas. Falleció el 3 de octubre de 1226. Apenas dos años después, fue canonizado por el papa Gregorio IX.