– Ap 10, 8-11
– Sal 118

– Lc 19, 45-48

Después entró en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles: Escrito está: «Mi casa será casa de oración»; pero vosotros la habéis hecho una «cueva de bandidos».

Todos los días enseñaba en el templo. Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y los principales del pueblo buscaban acabar con él, pero no sabían qué hacer, porque todo el pueblo estaba pendiente de él, escuchándolo.