El pasado martes 2 de junio, víspera de la fiesta del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo en la diócesis de Granada, dos decenas de jóvenes recibieron el sacramento de la Confirmación en la parroquia de los Dolores del Zaidín. Junto al párroco, los padrinos y catequistas, acudió a presidir la celebración el Mons. Javier Martínez, como sucesor apostólico para la administración del sacramento.
Ataviados con sus mascarillas y respetando las medidas de seguridad junto a sus familias, los confirmandos pudieron escuchar las palabras que les dirigió el prelado en este día de Confirmación que fue víspera del Corpus Christi en Granada.
TESTIGOS DE LA ALIANZA
Refiriéndose a la fiesta del Corpus, D. Javier recordó cómo la Eucaristía participa del mismo signo de alianza que los confirmandos fueron a ratificar a su parroquia. “El Señor ha ido educando a su pueblo para que pudiera entender qué es lo que pasaba con Jesús, quién era Jesús, y nosotros sabemos que Jesús era el Hijo de Dios y que cuando ha entregado su vida por nosotros, ha hecho una alianza nueva y eterna con nosotros, como nos recuerda en cada Eucaristía”, comenzó diciendo.
Mons. Martínez quiso recordarles que el Señor ha estado con ellos en todo momento, por la misma alianza que Él ha llevado a cabo desde el Bautismo. En esa alianza, la Confirmación supone la ratificación, por parte del confirmando, de que es una alianza verdadera. “Es una tradición muy antigua, pero las cosas importantes necesitan dos firmas. Lo que ha hecho la Iglesia, desde que empezó el Bautismo de niños, es retrasar la segunda firma para un momento en el que nos damos cuenta de lo que significa que Dios hace una alianza con nosotros”.
TEMPLOS DE SU GLORIA
Fue esa la frase que el Arzobispo quiso haber repetido doscientas veces a los jóvenes en la tarde del 2 de junio, insistiendo en que Dios “no tiene sentimientos de amor, sino que es amor”.
“Cuántas veces nos ha dicho nuestra madre ‘se te nota que te pones un poco zalamera, ¿qué me vas a pedir!’. Dios no es así. Dios no saca nada de nosotros. Ni necesita nada de nosotros, somos nosotros los que necesitamos de Dios”, explicó Mons. Martínez. “Una persona bien querida es una persona que tiene ganas de dar lo mejor de sí misma, y si es querida con un amor infinito, saca lo mejor de nosotros mismos. Lo que hay que preguntarse es por tener experiencia concreta, palpable, tangible de que Dios nos quiere. Esa experiencia se adquiere en la comunidad, en un grupo, en la vida de la Iglesia, viviendo, caminando junto con los amigos”.
El sencillo gesto de la unción del santo crisma, el Arzobispo les recordó cómo el cristiano siempre es un templo de la santa Gloria de Dios. “¿Qué significa que nos haga templos de su gloria? La gloria en el Antiguo Testamento y en la Biblia es la belleza de Dios, es decir, que nuestras vidas sean como una vasija en la que resplandece la belleza de Dios”.
Tras recibir este sello de plenitud del Espíritu Santo, se pasó a la celebración eucarística siguiendo la liturgia del día del Corpus Christi. Terminada la celebración, los confirmados y padrinos pudieron hacerse alguna foto de grupo para la memoria de su Confirmación.
Ignacio Álvarez
Secretariado de Medios de Comunicación Social
Arzobispado de Granada