Desde hace décadas la imagen de Conchita Barrecheguren, próxima nueva beata granadina, es familiar a la comunidad de redentoristas y devotos de esta joven fallecida con 22 años víctima de la enfermedad de la tuberculosis, y que será beatificada el 6 de mayo en la catedral de Granada.

Su rostro, sereno y confiado en Dios, ha llegado hasta nosotros a través de las escasas fotografías que de ella se disponen, habida cuenta que no eran tiempos, a principios del siglo XX, de excesos fotográficos. Precisamente, con una serie de estas fotografías sobre su rostro y figura es el modo como el pintor Luis Ruiz Rodríguez ha compuesto el que ahora es el cartel oficial para la beatificación de Conchita, y que será desplegado este sábado en la gigantografía sobre el altar mayor del templo catedralicio.

Es lo que se llama un retrato idealizado. En él aparece Conchita sosteniendo en sus manos un Niño Jesús, siguiendo el modo como aparece en algunas de las fotografías originales. Ese Niño Jesús recuerda a la Conchita niña que, en sus largos ratos de soledad y silencio en su habitación, debido a la enfermedad, jugaba con él y que “es como un eco de la imagen de la Virgen con el Niño que está detrás de ella y a quien parece que quiere imitar”, afirma el autor del cuadro, Luis Ruiz. Su mirada es “serena, pensativa y, ante la adversidad y la enfermedad, transmite esperanza”. Es una mirada que conduce a la oración, indica el autor.

La imagen de Conchita, que aparece un poco a contraluz, centra toda la composición pictórica, situándose sobre un apoyo que evoca su residencia del carmen en el Albaicín, desde donde se divisaría la panorámica de la ciudad de Granada. Una ciudad reproducida con el realismo de sus casas y templos, como la iglesia de San Cecilio o de Santo Domingo, “genuinamente granadino”, y donde se otea en el horizonte la línea que da paso al cielo. También se ve “el caserío del barrio del Realejo, que se difumina hacia la lejanía de la Vega, donde se funde en una luz crepuscular con el cielo”. Este cielo acoge asimismo una vidriera de colores con el icono de la Virgen del Perpetuo Socorro y el Niño en sus brazos, evocándola así en sus juegos de niña y adolescente.

El cuadro, que es la imagen oficial para la beatificación de la nueva beata granadina, comenzó a realizarse en el año 20210, y ha sido ahora cuando se ha hecho público para este gran acontecimiento del 6 de mayo. Está realizado con técnica mixta sobre el lienzo, consistente en temple al huevo y pintura al óleo, explica Luis Ruiz. “Es una obra luminosa, limpia, de colores claros”, señala.

Junto al de Conchita, su autor ha elaborado otro cuadro de su padre Francisco Barrecheguren, pensado en su origen para formar un díptico, que será colocado junto al cuadro de su hija, en el caso de que él también fuera beatificado un día.

Mientras, el cuadro de Conchita será ubicado en el lugar que se habilitará con sus restos, en el santuario del Perpetuo Socorro, para recibir la devoción y oración de los fieles, para que siga intercediendo ante Dios, ahora ya como beata.

Paqui Pallarés
Delegada de Medios de Comunicación Social