Fecha de publicación: 6 de noviembre de 2020

Juan Escoto nació en Duns, en Escocia, hacia 1265, entró en la Orden de los Hermanos Menores hacia 1280 y fue ordenado sacerdote el 17 de abril de 1291. Completó los estudios entre 1291 y 1296 en París.

Luego enseñó en Cambridge, Oxford y París, como bachiller, donde comentaba las “Sentencias” de Pedro Lombardo. Tuvo que abandonar la universidad, por no haber querido firmar una apelación al Concilio contra Bonifacio VIII, promovida por Felipe el Hermoso.

Duns Escoto es un verdadero doctor en la universidad de la época, una de los más sobresalientes del tiempo del tardo medievo. Se le considera uno de los grandes heraldos de la teología de Cristo Rey y de la Inmaculada Concepción de María.

El título de “Doctor Sutil” que le dieron, dice toda su sublimidad. Sus teorías sobre la Virgen y sobre la encarnación obtienen después de siglos la confirmación en el dogma de la Inmaculada Concepción y en el culto a la realeza de Cristo. Elabora el misticismo pensante de San Buenaventura. Escoto es un metafísico y un teólogo.

Su vida cobró fama por su virtuosa participación de las típicas disputas de la universidad medieval. En una disputa pública, permaneció silencioso hasta que unos 200 teólogos expusieron y probaron sus sentencias de que Dios no había querido libre de pecado original a la Madre de su Hijo.

Es importante destacar que la beatificación de Duns Escoto no se produjo por el acto en sí de la beatificación, sino por el reconocimiento del culto, es decir, por el mismo decreto en que se reconoce dicho culto. De este modo, Duns Escoto ha sido elevado al honor de los altares después del más difícil y largo proceso de beatificación. Fue después de los casi setecientos años desde su muerte en Colonia (1308), donde pasó los últimos meses de su vida terrena.