Jesús de las Tres Caídas y Nuestra Señora del Rosario:

Señor, has sufrido la terrible flagelación romana, te han ceñido una corona de espinas, te han cargado una cruz sobre las espaldas, también sobre tus espaldas recae el peso de nuestros pecados. Al contrario de Satanás, el acusador de nuestros hermanos, Tú has venido a descargar a tus hermanos de sus culpas, pero que este peso te aplaste tres veces contra el suelo es compresible.

Señor de las Tres Caídas, Tú has cargado sobre Ti todos nuestros crímenes, para que el Padre pueda nuevamente reconocernos como sus hijos amados, enséñanos a acoger agradecidos tu infinita misericordia y a vivir en la dinámica del Perdón que has inaugurado.

Padre Nuestro que estás en el Cielo,
santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu Reino.
Hágase tu Voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden
No nos dejes caer en la tentación
y líbranos del mal.
Amén

D. Francisco Espigares
Vicario General de la Archidiócesis