Dos súplicas brotan espontáneamente ante Ti, Señor, por tu advocación, por el barrio del que vienes, por las intenciones que hay en tantos de nuestros corazones. En primer lugar, que a nadie le falte un trabajo digno, que le permita vivir honradamente, sostener a su familia. Un trabajo digno y justo.
La otra súplica, Señor, es que los lugares de trabajo no sean lugares de competencia y de luchas de poder, de envidias, de egoísmos, de navajazos, de una manera o de otra, sino lugares de amistad, de cooperación hacia el bien común, de ayuda mutua, de compañerismo.
Por esas intenciones que nos afectan a tantos de nosotros y que nos afectan en cierto sentido a todos, porque de ellas depende también la normalidad y la salud de nuestra sociedad, Te pedimos, Señor.
Padrenuestro que estás en el Cielo,
santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu Reino.
Hágase tu Voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden
No nos dejes caer en la tentación
y líbranos del mal.
Amén
+ Javier Martínez
Arzobispo de Granada
Lunes Santo, 21 de marzo de 2016
Plaza de las Pasiegas